viernes, 18 de febrero de 2011

17 de Febrero - Día de la Emancipación Valdense

EL “GLORIOSO RETORNO” O RETORNO DEL EXILIO (“GLORIOSO RIMPATRIO”) (1689)

El 27 de agosto de 1689 (calendario gregoriano; 17 de agosto en el antiguo calendario juliano) sale la expedición cruzando el Lago Lemán (Suiza), en dirección a los Valles Valdenses, distantes unos 200 kms. en medio de las montañas. Toman rehenes por el camino, marchan sin titubear, muchos quedan rezagados, heridos, y no pueden continuar con los demás. Hay oficiales, médicos, capellanes; son unos 600 valdenses y unos 300 protestantes de los países amigos.

Un gran inspirador del movimiento sigue siendo el líder Josué Janavel. Estaba retirado en Ginebra y ayudó a organizar la ‘expedición retorno’. Llevan consigo las Instrucciones de guerra de Josué Janavel, caudillo que ya no los puede acompañar por su edad (71 años). Este militar del pueblo valdense se ocupó de orientar a su gente tanto en lo concerniente al ministerio pastoral como al comportamiento ético y disciplinario de los soldados valdenses. Escribió Janavel en sus Instrucciones: “...El primer deber al cual debéis empeñaros es el de mantener la unión entre vosotros; que a los señores pastores se les pida acompañar a su grey, día y noche, así como deben ser rodeados del honor y respeto como conviene a los servidores del Señor en la tierra; no se les permita exponerse al peligro en los combates sino que se consagren a orar a Dios y animar a los combatientes, consolar a los moribundos y proveer para poner a salvo a los heridos y familias en necesidad. Que se ocupen exclusivamente de las funciones conexas con su ministerio, excepción hecha para los que tienen capacidad y voluntad suficientes para tomar parte en el Consejo de Guerra y no temen a la sangre.” (GIORGIO TOURN, pág.211-214; ARMAND HUGON, p.172-3).

Enrique Arnaud, por su parte, fue el pastor que guió a los valdenses en lo espiritual, en lo anímico y en la convicción de reconquistar los valles perdidos. Estaba exiliado en Suiza pero también había viajado a Holanda y Alemania. Junto a Pablo Pellenc organizó la expedición, con dinero proveniente en gran parte de Holanda.
Junto al Pastor Arnaud estaban además los Pastores Moutoux y Chyon. También había un único militar, el capitán Turrel. Los soldados debían ejercer una obediencia ejemplar frente a sus superiores. Con todo, era preferible no tener conflictos armados, de modo de poder llegar cuanto antes a los Valles Valdenses. Llegarán unas 300 personas menos...

En Salbertrand, Valle de Susa, una batalla contra las tropas francesas arroja numerosas pérdidas valdenses pero, a pesar de ello, la expedición continúa victoriosa. Llegan al Valle Germanasca y la población católica, asustada, abandona el valle sin combatir. En el pueblo de Prali, el Pastor Arnaud arenga a sus tropas predicando con una perspectiva misionera: la reconquista de los Valles Valdenses significa la vuelta a la predicación del Evangelio a la manera reformada en Italia. Se cantó en el templo de Prali el Salmo 74 y el Salmo 129.
En Sibaoud, cerca de Bobbio Pellice, el 11 de septiembre de 1689 la Asamblea de los Valdenses retornados acuerda un PACTO DE UNIÓN fraterna y de fidelidad a Jesucristo..El Pastor Moutoux predicó sobre Lc.16:16.

El JURAMENTO DE SIBAOUD proclamaba: “...nosotros, Pastores, Capitanes y demás Oficiales, juramos y prometemos delante de Dios viviente, so pena de la perdición de nuestras almas, conservar entre nosotros la unión y el orden, no separarnos ni desunirnos mientras Dios nos conserve la vida... Los oficiales jurarán fidelidad a los soldados, y los soldados a los oficiales...” (GIORGIO TOURN, p.240)

LA LIBERTAD CIVIL (1848)

En cuanto a la situación socio-política se refiere, respondiendo a un pedido expreso de la Tavola (Mesa Valdense italiana), el 17 de febrero de 1848 el Príncipe Carlos Alberto de Saboya confiere a los valdenses la libertad civil, es decir, la dignidad de ciudadanos ‘de primera’, con la posibilidad de estudiar y tener actividad comercial en cualquier parte del territorio italiano. ¡El ghetto había llegado a su fin! ¡Era la fiesta de la libertad!
Pero en ese momento aún no se otorgaba la libertad religiosa: no se debía evangelizar fuera de los Valles ni fuera de los templos.
A pesar de ello, el ‘apóstol’ C. Beckwith, en una carta dirigida al Pastor Lantaret ese mismo año (4/1/1848), pone a los valdenses ante el desafío imperioso del Evangelio, diciendo:

“De ahora en adelante, o seréis misioneros o no seréis nada”.

BIBLIOGRAFÍA:
GIORGIO TOURN – Los Valdenses, Tomo II (“El puesto de avanzada protestante: 1530-1700”); y Tomo III (“El ghetto alpino: 1700-1848”), Colonia Valdense, Ed. Iglesia Valdense, 1983; trad. de Marcelo Dalmas.
AUGUSTO ARMAND HUGON – Storia dei Valdesi: dal Sinodo di Chanforan all’ Emanzipazione, Torino, Claudiana, 1974.