martes, 12 de marzo de 2013

 EL ARRESTO DE JESUS


JUAN 18:1-11
(Versión Reina-Valera Contemporánea)
v.1. Luego de haber dicho estas cosas, Jesús salió con sus discípulos hacia el otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, y entró en él con sus discípulos.
v.2. También Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.
v.3. Así que Judas tomó una compañía de soldados, y algunos alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, y fue allí con linternas, antorchas y armas.
v.4. Pero Jesús, que sabía todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?».
v.5. Le respondieron: «A Jesús nazareno». Jesús les dijo: «Yo soy». Y con ellos estaba también Judas, el que lo entregaba.
v.6. Cuando les dijo: «Yo soy», ellos retrocedieron y cayeron por tierra.
v.7. Él volvió a preguntarles: «¿A quién buscan?»  Y ellos dijeron: «A Jesús nazareno».
v.8. Respondió Jesús: «Ya les he dicho que yo soy. Si es a mí a quien buscan, dejen que éstos se vayan.»
v.9. Esto, para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste, no perdí a ninguno».
v.10. Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella al siervo del sumo sacerdote, que se llamaba Malco, y le cortó la oreja derecha.
v.11. Pero Jesús le dijo a Pedro: «Regresa la espada a su vaina. ¿Acaso no he de beber la copa que el Padre me ha dado?».

-------------------------------

18:1-2 - «…hacia el otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, y entró en él con sus discípulos.» Los evangelios de Mateo y Marcos denominan al huerto «Getsemaní» (prensa de aceite) (Mateo 26:36; Marcos 14:32), ubicándolo en el «Monte de los Olivos» (Mateo 26:30; Marcos 14:26; Lucas 22:37). Según Juan 18:2, Jesús acostumbraba reunirse allí con sus discípulos, por lo que el lugar era conocido para Judas Iscariote.
v.3 – Jesús es arrestado de noche, fuera de Jerusalén, entregado por Judas quien formó parte del complot con los principales sacerdotes y fariseos de Jerusalén. El arresto debía pasar desapercibido a la población en general. El Evangelio de Juan menciona que tanto soldados romanos como la policía hebrea del Templo fueron a arrestar a Jesús, dando a entender de ese modo que el arresto es coparticipado entre el Imperio Romano y las autoridades hebreas (1)

v.4 – El Evangelio de Juan afirma una vez más que Jesús sabía lo que vendría. Entonces hay que interpretar, bajo esta perspectiva, que los acontecimientos de la pasión no son solamente una historia dramática causada por voluntad humana sino también la voluntad misma de Jesús puesta al servicio de su causa, hasta el final.

vv.5-7- La respuesta de Jesús, «yo soy», tiene en este evangelio una connotación especial, no sólo de identificación circunstancial. Véanse las afirmaciones «yo soy» en el Evangelio de Juan: «yo soy el pan de vida» (6:35); «yo soy la luz del mundo» (8:12); «yo soy la puerta de las ovejas» (10:7); «yo soy el buen pastor» (10:11); «yo soy la resurrección y la vida» (11:25).
La autodefinición de Jesús «yo soy» remite, a su vez, al Antiguo Testamento, cuando Moisés le pregunta a Dios por su nombre, recibiendo por respuesta: «yo soy el que soy» (o el que estoy-estaré) (Éx.3:14). La alusión aquí vincula la raíz hebrea del verbo «vivir» o «existir» con el nombre Yavé (de donde viene la derivación posterior «Jehová»).
La identidad de Jesús con Dios es, para los lectores del Evangelio de Juan, bien evidente en esta autoafirmación por respuesta que da Jesús a la compañía de soldados y guardias.

vv.8-9- El evangelista dice que los soldados y guardias «retrocedieron y cayeron por tierra» (v.6) cuando Jesús respondió. Sus palabras tienen fuerza y revelan el poder de Dios. La autoridad de Jesús es puesta de manifiesto en esta escena, la cual marca el comienzo formal de su proceso y condena. El comienzo real ya venía de antes por el complot que se había tramado.
Jesús queda más preocupado por sus discípulos que por sí mismo, queriendo separar el proceso contra Él de la persecución a sus discípulos («dejen que éstos se vayan»).

vv.10-11- Afirma el comentarista Blank (2) sobre Pedro lo siguiente:

«Así como Pedro negó al Señor tres veces y fue preguntado tres veces si amaba al Señor, así también, en la historia de la Pasión, tres veces malentiende las acciones de Jesús. En Juan 13:6-11 Pedro no entendió el significado del lavamiento de los pies. En Juan 13:36-38 Pedro no comprende las palabras sobre la salida de Jesús. Y aquí, en Juan 18:10-11, Pedro no entiende por qué Jesús no se defiende.»

Sobre Malco se expresa este comentarista en referencia al A.T.(3):

«Según las leyes sobre esclavos en Deuteronomio 15:12-18, ellos [los esclavos] llevaban en su oreja derecha una marca, hecha con una lezna, que los identificaba como esclavos. Precisamente esa oreja derecha es la que perdió Malco en las acciones que tuvieron lugar en el huerto de Getsemaní. Malco perdió la marca de su esclavitud.»

Jesús quiere beber la copa amarga de su final; no espera una defensa armada, pues desarmado llegó hasta allí y desarmado irá a la cruz. La actitud defensiva de Pedro es comprensible en el marco de una agresión, pero Jesús tiene la voluntad de superar la violencia asumiéndose a sí mismo como víctima de la violencia, no convirtiendo a otras personas en víctimas de la violencia. Jesús tomará esa «copa». Ya algunos profetas hablaban de la copa de furor que venía de Yavé a las naciones en castigo por sus pecados, incluyendo Judá y Jerusalén (Jeremías 25:15ss; Isaías 51:17). Pero un salmista (Salmo 116:13) alaba a Dios por la copa de salvación. En Jesús se combinan esta copa de ira o furor con la copa de salvación: para Jesús viene la condenación injusta y la cruz; para sus seguidores/as, la salvación que es, en el Evangelio de Juan, la vida, el amor y la unidad con Dios. Esta unidad es restauradora de la verdadera condición de criaturas de Dios.

Álvaro Michelin Salomon

(Notas al pie)
Los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) sólo aluden a la guardia del Templo, no al destacamento romano en el arresto de Jesús (Mateo 26:47; Marcos 14:43; Lucas 2:52). Estos evangelios agregan los ancianos de Jerusalén en la referencia sobre las autoridades hebreas que mandan arrestar a Jesús. Pero en el proceso y juicio a Jesús, todos los evangelios mencionan la comparecencia de Jesús ante Pilato, procurador romano. (2) BLANK, Rodolfo: JUAN – Un comentario teológico y pastoral al Cuarto Evangelio, St. Louis, USA., Ed. Concordia, 1999, p.510. (3) Ibid, p.511.