En noviembre 1874 el Pastor Jean Pierre Michelin
Salomon envía su dimisión desde la precaria colonia valdense en el Uruguay al
comité ejecutivo de la Iglesia Valdense en Italia. Incesantes disputas entre
los primeros colonos valdenses en América del Sur y una renovada ola de
violencia en la guerra civil uruguaya pusieron en aprietos a esta aislada
colectividad de agricultores. Michelin Salomon había sucedido a Miguel Morel, y
éste sería sucedido por el pastor Daniel Armand-Ugon luego de un lapso de
varios años sin guía espiritual. “Marseille, el militarismo y Montevideo han
sido las tres maldiciones del pueblo valdense,” escribió desanimado el Pastor
Michelin Salomon a un colega en Italia, refiriéndose a las persecuciones del
siglo XVIII en Europa y al imparable recurso de las armas para resolver
disputas políticas en el Viejo y en el Nuevo Mundo. Con Michelin Salomon y su
familia se fueron otras: Lautaret, Catalin, Courdin, Hugon y Coisson, temerosos
por su seguridad en Uruguay, o tal vez apostando en un mejor futuro en otro
continente, apenas unas gotas en las mareas gigantescas de migración que pronto
comenzarían a cruzar el Océano Atlántico.
Entre este desprendimiento de
Colonia Valdense estuvo Jean Pierre Planchon, oriundo de Villar Pellice, quien
en 1852, sin destino fijo, había embarcado en Génova, y luego de varias semanas
desembarcó en Montevideo, donde encontró empleo como mesero en una confitería.
Pronto escribió a un hermano en Val Pellice contando de nuevas chances de vida
en el continente suramericano, noticias que llegaron a los oídos de los miles
de pequeños agricultores de los superpoblados Valles Valdenses, iniciando así
la migración de los valdenses al Río de la Plata. Luego de más de veinte años
probando suerte en Uruguay, Planchon se fue con el Pastor Michelin Salomon, ya
no como soltero como cuando llegó, sino como marido y padre de nueve hijos, todos
nacidos en América del Sur y quienes no conocían otra vida que el campo uruguayo.
Pronto se sumaron a la pequeña
colonia en Missouri varias familias francesas y suizas. El Reverendo Grandlienard
en Nueva York instó a evangélicos de habla francesa recién desembarcados en
Nueva York a juntarse a la colonia valdense en Missouri. Los Arnaud, de Jersey,
y Bariquand, viticultores que habían sufrido la devastación de la vid por la
filoxera, llegaron de la Drôme y de la Saône-et-Loire.
La familia Cuendet, con
tradición relojeros del canton de Vaud, también fueron asesorados por Grandlienard
para probar su suerte como agricultores en la colonia evangélica francesa de
Missouri.
La colonia pronto se esmeró
por crear prósperos campos de trigo y otros granos. “Nos colons se sont gagné l’estime de leurs voisins,” escribió
Michelin Salomon, “Nuestros colonos han ganado el respecto de sus vecinos por
su conducta y actividad. Los niños ya hablan todos inglés y el contacto con los
americanos hace correr la sangre un poco más rápido por sus venas valdenses.”
Gran alegría sintieron al ver
tantos bosques, en lugar de las montañas desnudas en el Piamonte y la falta de
madera dura en el Río de la Plata, sin embargo encontraron que el suelo era
rocoso, y por el clima continental se congelaban los pozos de agua en el
invierno y sufrían de calores infernales en el verano. “Nous avons quelquefois froid à pierre fondre.” “Tenemos a veces un
frio terrible, y a la semana siguiente se está muy bien con todas las puertas
abiertas.”
Otras familias llegaron desde
Europa para aumentar la colonia original. Entre ellos se encontraban los Balmas,
Bertalot, Combe, Bounous, Caïrus, Griset, Long, Avondet, Gaydou, Beux, Reynaud,
Vigne, Meynier, Plavan, y Malan, portando sus costumbres valdenses y su patois
original.
Los Hugon, pronto se marcharon
desde Uruguay para el nuevo destino en Texas, donde en el siglo XX sus
descendientes descubrirían yacimientos de petróleo bajo los campos donde
cultivaban trigo en el siglo anterior. Muchos otros inmigrantes valdenses
utilizaron la colonia de Missouri como punto de tránsito, aprendiendo el inglés
e insertándose en la cultura norteamericana para luego seguir a California,
donde se dedicaron a la agricultura o a la construcción.
Luego de casi 140 años de vida, la Iglesia
Valdense Presbiteriana de Monett se encuentra en circunstancias cambiadas. Sólo
una familia sigue con el trabajo del campo. Los hijos con formación profesional
se van buscando mayores oportunidades en las ciudades más grandes. El número de
miembros activos disminuye, contando unos 50 en el 2014. Sin embargo, se
conserva la memoria de sus orígenes en Piamonte, Francia y Suiza, de los años
en el Uruguay, y de la convicción de los Reformados que sólo mediante la gracia
el creyente puede obtener su salvación espiritual.
Fuentes: Le Témoin. (Torre
Pellice). Febrero 1879.Tron, Ernesto y Emilio Ganz.
Historia de las Colonias
Valdenses Suramericanas. 1958. Watts, George.The Waldenses in the New World.
1937.