SALMO 15: "Odio la gente hipócrita, pero amo tu enseñanza.
Tú eres quien me ampara y me protege; en tu palabra he puesto mi esperanza.
¡Aléjense de mi, malvados, que quiero cumplir los mandatos de mi Dios!.
Dame fuerzas, conforme a tu promesa, y viviré; ¡no defraudes mi esperanza!.
Ayúdame, y estaré a salvo; así cumpliré siempre tus leyes.
Tú desprecias a los que se apartan de tus leyes, porque sus pensamientos no tienen sentido.
Los malvados de la tierra son para ti como basura; por eso yo amo tus mandatos.
Mi cuerpo tiembla de temor delante de ti; ¡siento reverencia por tus decretos!.
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MIQUEAS 6:6-8: ¿Con qué me presentaré a adorar al Señor, Dios de
las alturas? ¿Me presentaré ante él con
becerros de un año. Para ofrecérselos en holocausto?
¿Se alegrará el Señor, si le ofrezco mil carneros o
diez mil ríos de aceite? ¿O si le ofrezco a mi hijo mayor en pago de mi rebelión y mi pecado?.
El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste
lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal
y que obedezcas humildemente a tu Dios.
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Mateo 5.14-16: “Ustedes son la luz de este mundo.
Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una
lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se le pone en alto para que
alumbre a todos los que están en la
casa.
Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille
delante de la gente, para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a
su Padre que está en el cielo”.