En la tierra hay suficiente
para satisfacer las necesidades de todos…
pero no la avaricia de todos.
Mahatma Gandhi.
La tierra no sólo es el marco de la vida del hombre y la mujer, sino que existe una intimidad profunda entre la tierra y los seres humanos. El ser humano salió de la tierra, vive en la tierra y volverá a la tierra (tierra en hebreo: adamáh; de la tierra toma su nombre la humanidad: adam).
Todas las civilizaciones antiguas percibieron este vínculo íntimo entre el ser humano y la tierra. Esta comprensión juega un rol muy importante dentro de las culturas aborígenes que conocemos en nuestro continente. La consideración y el respeto religioso de la tierra se expresa en el culto a la Pachamama (madre tierra). La palabra "mapuche" significa: gente de la tierra (mapu: tierra; che: gente); y su lengua es el Mapudungún (lengua de la tierra). Según estas pautas bíblico-teológicas, hombre y mujer no son, en primer lugar, consumidores ni conquistadores de la materia prima, ni usufruc-tuadores sin frenos ni medida de lo que la naturaleza le ofrece. Hombre y mujer son, en primer lugar, representantes de Dios, personas que deben cuidar todo ese material dado (recibido) en un marco de referencia. El marco de referencia en el que se da esta responsabilidad es: el cuidado de la tierra, el amor a Dios y el amor al prójimo. Estas tres relaciones son simultáneas.Una relectura de Génesis 1:28 en la actualidad implicaría el dominio en general de la ciencia, la cultura, la técnica, etc. Pero una cosa es clara: el hombre y la mujer no pueden usar arbitrariamente la naturaleza, sus recursos y posibilidades, sino que han de ponerla al servicio del bien común.
Sólo el ser humano tiene conciencia del orden de la Creación provisto por Dios para asegurar una vida armónica y plena (shalom en hebreo). El hombre es el único agente moral, capaz de ponerse en lugar de los otros, de promover los intereses de los demás. Por eso es administrador, custodio, y conoce las leyes del equilibrio de la naturaleza (Salmo 8).
La responsabilidad por el cuidado de la tierra, por el equilibrio ecológico, por el futuro de la raza humana, tiene este marco de referencia: deberá relacionarse constantemente con el prójimo y con Dios.