Veníamos pensando… ¿cuándo nos reunimos a almorzar juntos?... alguien dijo ¿Qué les parece recordar el Día de la fraternidad valdense?... y enseguida todo fluyó…
Ivonne y
Nelly ofrecieron su “vasta experiencia como cocineras de polenta” y llegaron el
sábado con sus bártulos que incluían: un gran entusiasmo y harina de maíz “casi
la original” comprada especialmente en el campo de Coronel Suarez, de donde
también vino el palote para revolver (fabricado en madera de acacia), que pertenece a la familia
Berger-Negrin y que, como corresponde, se guarda como recuerdo, entre muchos
otros, en la biblioteca de la casa familiar.
Mientras tanto
Eveline en su casa cocinaba polpettas, “por si nos quedamos cortas”, Silvia
compraba ingredientes para un postre sencillo y fresco y Horacio (enhorabuena
un cocinero!) armaba su especialidad: un exquisito tiramisú.
Domingo
espléndido, y con la presencia de muchos
hermanos nos unimos en el culto, en un ambiente donde el canto, como cada
domingo, nos elevó y condujo nuestro espíritu a la adoración y la lectura
de la Palabra. La predicación nos inspiró a ser comunidad que nos
aliente y transforme en lo personal, en lo familiar y en la iglesia. De
ésta comunidad deberán surgir los lideres para guiar y mostrar el
camino, cual lo hiciera Moisés con el pueblo de Israel.
…. y luego en
el salón perfumado por las fresias “de Eveline” ¡la mesa está lista!. Todos cómodamente
ubicados y mientras reinaba la conversación y el buen humor, hicimos honor al
menú que resultó muy rico y abundante… sin olvidarnos de las delicatessen
salidas de las manos de Ivonne, libro del Crandon mediante…
Sin dudas una
reunión para repetir.
“Porque donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos” Mateo 18:20.
Violeta y Graciela