Lee en tu Biblia: San Juan 15:1-8
Es muy común que atravesemos por una situación de ruptura y separación. Con demasiada frecuencia afloran problemas en la pareja, en la familia, conflictos en el trabajo y, por qué no decirlo, también en la comunidad de fe. Es un problema tan antiguo que ya en el relato bíblico de Adán y Eva se muestra como tratamos de culpar al otro por causa de nuestras propias acciones. Una palabra inoportuna, un desaire, una acción ofensiva crea una distancia que después se hace muy difícil de remediar.
No hay soluciones mágicas, ni fáciles… Jesús nos exhorta a mantenernos unidos… ¡pero no a cualquier precio! Un matrimonio que sobrevive por las apariencias; relaciones interpersonales que se mantienen por hipocresía; soportar un trabajo porque se lo recibió por herencia familiar no puede ser aprobado por Dios.
Jesús nos exhorta a mantenernos unidos a Dios a través suyo no por obediencia ciega o sometimiento, sino por amor. Permanecer unido a Dios, no por tradición, miedo, sino por el amor “que es el perfecto lazo de unión” como dice Pablo. Todas nuestras relaciones interpersonales deben basarse en el amor. Solo así podremos evitar las desagradables y empobrecedoras experiencias de la división y alejamiento de los demás. Y, en las situaciones inevitables, el amor nos permitirá intentar la reconciliación a través del pedido o del ofrecimiento del perdón.
¡Oremos a nuestro Dios para que nos permita permanecer unido a él y a nuestros hermanos por medio del amor!
Darío Michelin Salomon, Pastor.