«Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan
y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dió a los discípulos, diciendo:
-coman esto es mi cuerpo-.
Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo
dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, diciendo: -beban todos ustedes de esta
copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto, la cual es derramada
en favor de muchos para perdón de sus pecados»
... «Pasado el día de reposo, cuando ya amanecía
el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro...
Las mujeres se fueron raudamente del sepulcro,
con miedo y mucha alegría a la vez, y
corrieron a llevar la noticia a los discípulos».
Mateo 26: 26-28 y
28: 1 y 8.