lunes, 23 de enero de 2017

EL PENSAMIENTO DE LA REFORMA




En el curso de este año 2017 se cumplen 500 años de la Reforma Protestante. Por ese motivo vamos a editar una adaptación resumida del contenido del libro "El Pensamiento de la Reforma" escrito por el historiador y teólogo británico ALISTER E. Mc.GRATH, uno de los mayores especialistas sobre la Reforma, docente de historia de la teología y de Sistemática en la Universidad de Oxford.
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Seguramente la parte más olvidada de la Reforma del Siglo XVI y del tiempo posterior es la participación de las mujeres en ese movimiento. Comenzamos aquí con la reseña sobre una de esas mujeres.
KATHERINA SCHÜTZ-ZELL
(1497 – 5 de septiembre de 15622)
Una mujer de la Reforma que traspasó fronteras
Katherina Schütz (la llamaremos «Catalina») se había casado con Mateo Zell, ex sacerdote católico convertido en pastor protestante, quien se autodenominaba «ministro del pueblo».  La bendición matrimonial fue efectuada por el reformador Martín Bucero, y ambos pastores protestantes ya habían sido excomulgados por la Iglesia Católica.
Catalina tomó partido rápidamente frente a las acusaciones que le hacían sobre el pasaje de Pablo de «que las mujeres se callen en las congre-gaciones» (I Corintios 14:33-36). Ella recordó enseguida que el apóstol Pablo también había escrito en Gálatas 3:28 que, en Cristo, «ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús». Asimismo recuerda el texto de Joel 2, donde dice: «Después de esto, derramaré mi espíritu sobre la humanidad entera, y los hijos y las hijas de ustedes profetizarán… también sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu…» (vv. 28-32).
Cuando Mateo Zell predicaba, muchas personas iban a escucharlo porque el mensaje que transmitía a partir de la relectura bíblica que había aprendido de Martín Lutero impactaba a la gente; entre ellos también a la joven Catalina. Ella había entendido, gracias a las predicaciones y el encuentro directo con Dios mediante la Biblia, que Dios la liberaba del miedo y se sentía llamada a servir al prójimo.
En 1523 Zell toma un sermón de Lutero que termina siendo el primer manifiesto protestante de Estrasburgo, cuyo contenido era la doctrina de la justificación por la gracia mediante la fe. Zell entra en una crisis espiritual por la búsqueda de la salvación personal y decide, así, dedicarse a realizar tareas de apoyo a los pobres y marginados. En 1525, en ocasión de desatarse la Guerra de los Campesinos, hubo muchos refugiados que llegaban a Estrasburgo, ciudad libre no sometida al control imperial.
Entonces el matrimonio Zell toma partido en defensa de los perseguidos, algo así como tres mil refugiados que arriban a la ciudad de aproximadamente veinte y cinco mil habitantes. Unos sesenta encontraron albergue en la casa de los Zell. En ese mismo contexto, para consolar a las mujeres de los refugiados que habían quedado en la ciudad y la zona de Kensingen, Catalina escribió cartas animándolas a que confíen sólo en Dios, recordándoles que la fe no es fe si no está puesta a prueba. Les pide que oren por los perseguidores de sus propios esposos, en consonancia con la exhortación de Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 5:4,44-48).
El matrimonio Zell no sólo hospedaba a los perseguidos sino que también se ocupaba de visitar a aquellos refugiados que estaban alojados en campamentos especiales. En estas visitas ellos les exhortaban que evitaran los enfrentamientos armados, lo cual fue desoído y se produjo una gran masacre.
Las cartas de Lutero circulaban con mucha frecuencia a manos de los sacerdotes excomulgados. Esas cartas contenían reflexiones teológicas y diaconales. Entre las teológicas aparecía la doctrina sobre el sacramento de la Santa Cena.
En ese mismo tiempo también surgió el teólogo suizo Ulrico Zuinglio con un pensamiento propio sobre la Santa Cena. Catalina participa de la discusión entre las diferentes comprensiones de este sacramento. Mientras Lutero interpretaba que el pan y el vino contienen la presencia real de Cristo, Zuinglio sostenía que el pan y el vino son un memorial  de la muerte de Cristo.
Bucero y el pueblo de Estrasburgo optaron por la interpretación espiritual de la presencia de Cristo en la Santa Cena.
Uno de los príncipes, ante tal disputa teológica, exhorta a la inter-comunión protestante, ante la cual Lutero, en principio, estaba de acuerdo. Pero Melanchton interviene objetando tal medida porque explica que, de hacerlo así, se cortaría el diálogo entre protestantes y católicos. Lutero se apoyo en su amigo Melanchton pero, cuando ello llega a oídos de Catalina Zell, ella refuta la ruptura de la práctica de la comunión. Catalina asumió el criterio de que el amor debe estar por encima de todo, mientras que Lutero le argumenta que, si bien el amor es importante, la Palabra de Dios es lo más importante. Éste fue un debate teológico sobre los criterios que deben primar en la práctica eclesial.
Mateo Zell, haciendo una síntesis de las posturas luterana y zuingliana, se animó a concluir que, «quien reconoce a Cristo como el verdadero Hijo de Dios y único Salvador de la humanidad, es bienvenido a mi mesa»1.
Catalina y Mateo enfatizan, por un lado, la importancia de la reflexión teológica, pero, por otro lado, la teología debe poder traducirse en acciones concretas, visibles, sin distinción de clases, en virtud de la búsqueda de la unidad de la iglesia a favor de la paz social y solidaria. No se trataba de borrar las diferencias doctrinales entre los distintos sectores cristianos (al menos protestantes), pero sí que estas diferencias no empañaran la comunión litúrgica y fraternal.
Por ejemplo, ante el «caso Servet», un renombrado médico que negaba la doctrina de la Trinidad, Catalina no acompañaba su doctrina pero se manifestó en contra de su condena porque afirmaba que todas las personas gozan del amor de Dios. La práctica del amor misericordioso está por encima de las doctrinas porque, a través de Cristo, somos invitados a la solidaridad y a la compasión.
Su esposo la llamaba «mi colaboradora», pues no sólo se dedicaba al asistencialismo  sino que se ocupaba también de hacer teología inspirándose en las Sagradas Escrituras.
En 1548 fallece su esposo, en cuyo funeral ella misma tiene una alocución afirmando que ella no quiere ser considerada doctora en teología, pero sí que se siente identificada con María Magdalena como anunciadora de la resurrección de Jesús a los discípulos (Juan 20:18). (En aquel tiempo tenía un carácter revolucionario la idea de que una mujer pudiera ser doctora en teología y expresarlo en público). El impacto de su mensaje que generó en los asistentes al funeral fue tan profundo que, al fin y al cabo, ella fue reconocida como teóloga.
Catalina acompañaba a los enfermos y hacía las denuncias ante las autoridades por el estado deplorable en que los hospitales se encontraban. En algunas ocasiones ella era invitada a hacer la prédica en los servicios fúnebres; en ese marco se animó a realizar una interpretación contextual del Padre Nuestro, explicando cada frase.
Concluyendo podríamos decir que eran tres los ejes de su vida:
1.- la reflexión bíblico-teológica, sumándose así al movimiento de la Reforma que estaba abarcando buena parte de Europa
2.- como consecuencia de lo primero, la acción diaconal recibiendo a refugiados y cuidando a enfermos sin hacer distinciones doctrinales
3.- la educación popular. Referente a esto último Catalina se ocupó de traducir al alemán una serie de himnos del movimiento hussita, con el fin de ayudar a la gente a orar y alabar.
De esta manera esta mujer olvidada por la historia, contribuyó a la conversión de muchas personas desde la teología protestante.
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Bibliografía: 
URSULA KOCH: Die gelebte Botschaft – Frauen der Reformation, Hamburg, Agentur des Rauhen Hauses, 2010. ROLAND H. BAINTON: Donne della Riforma in Germania, in Italia e in Francia, Torino, Ed. Claudiana, 1992.
Wilma E. Rommel - Pastora de la IELU

Exhortaciones y consejos Bíblicos para el Año Nuevo


Para quien es empleado/a: cuida tu trabajo, no lo desperdicies, persevera en la dedicación y en la buena voluntad. Leemos en Filipenses 2:12-15: «…ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad. Háganlo todo sin murmuraciones ni peleas, para que sean irreprensibles y sencillos, e intachables hijos de Dios…». Y en Gálatas 5:26: «no nos hagamos vanidosos, ni nos irritemos unos a otros, ni sintamos envidia entre nosotros».

Para quien es empleador/a: trata de conservar las fuentes de trabajo de tus subordinados/as y, si es posible, auméntalas. Las riquezas, cuando se comparten, pueden servir de bendición para muchas personas y familias. Leemos en I Timoteo 6:17-19: «a los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Mándales que hagan el bien, y que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos; que atesoren para sí mismos un buen fundamento para el futuro, que se aferren a la vida eterna».

Para quien está desocupado/a: no esperes de brazos cruzados una solución fácil a tu drama personal o familiar; todo no puede venir siempre de arriba. Movilízate, comparte tu problema, promueve redes de información y solidaridad; haz contactos con quienes pueden ayudarte a ti y a quienes están en similar situación. ¡La solidaridad implica compromiso personal!  Leemos en Isaías 40:29,31: «el Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece… los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vue-

lo, como las águilas; y no se cansan; caminan, y no se fatigan».

Para el ama de casa: tienes un trabajo sin horarios y cumples un servicio muchas veces invisible pero que es imprescindible para la vida de una familia. Pero no permitas que te conviertan en esclava del hogar. Toma tiempo para ti porque no eres una máquina sino una persona. Lo necesitas.
Tu familia también debe reconocerlo. Leemos en Lucas 10:40 el reclamo de Marta a Jesús: «pero Marta, que estaba ocupada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: -Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!-». El reclamo era humanamente justo, pero Jesús le ofrece una alternativa y lo expresa de manera exagerada diciendo: «… Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará». Jesús daba a entender con esta fuerte expresión que hay un tiempo para cada actividad y se deben fijar las prioridades. En medio de los muchos quehaceres necesarios para mantener una casa, también es muy importante separar un tiempo para la meditación, la reflexión, el aprendizaje y la oración. La vida cristiana no elimina los quehaceres domésticos pero ubica cada cosa en su justo lugar. Si estamos preocupados y aturdidos por muchas cosas, ¿por qué no disponer de un tiempo especial para cultivar la fe y la esperanza que nos vienen del Evangelio?

Para quien gobierna: no te endulces con el poder de decisión que te fue delegado y que la gran mayoría del pueblo no posee. No cedas a la tentación de dejar ideales de honestidad y justicia a cambio de mejorar tus ingresos de manera fraudulenta. Acuérdate en cada acto de gobierno que ocupas un puesto político porque otras personas han confiado en ti. Leemos en el Salmo 20:7: «algunos confían en sus carros de guerra; otros confían en su caballería, pero nosotros con-fiamos en el Nombre, ¡confiamos en el Señor, nuestro Dios!».
Para quien es gobernado/a: defiende tu causa cuando es justa, reclama cuando es necesario, insiste en la práctica de la democracia abierta y participativa. Escucha y participa; exprésate con claridad y dialoga; busca buenos asesoramientos. Tú no tienes solamente derechos sino también obligaciones cívicas. El sistema democrático necesita en todos sus estamentos de tu voz y presencia. El Salmo 17:1 dice: «Señor, ¡escúchame! ¡Atiende mi clamor de justicia! ¡Presta oídos a mi oración, pues no brota de labios mentirosos!»
Para quien enseña: tienes en tus manos una enorme responsabilidad por el presente y el futuro de tus alumnos/as; no la tomes a la ligera. Lo que tú puedes comunicar a otras personas con alegría y convicción difícilmente caerá en saco roto. Es cierto que en la educación no todo depende de ti pues hay otros múltiples factores en juego; pero en lo que está a tu alcance brindar, hazlo sin reticencia. Aunque tu sueldo no te conforme, recuerda lo que dice Proverbios 16:8: «es mejor lo poco del justo, que los muchos frutos del injusto»; o, en otra versión: «vale más lo poco ganado honradamente, que lo mucho ganado en forma injusta».
Para quien estudia: aprender cuesta mucho esfuerzo, no es un pasatiempo más. No escatimes tus dones y posibilidades para perseverar en tu formación personal para el futuro. Cuanto más responsable seas hoy en tu capacitación, más llevadera te resultará la vida en sus diversas facetas pues estarás más preparado/a para enfrentar determinadas circunstancias. Leemos en Proverbios 14:33: «la sabiduría reposa en el corazón prudente, pero entre los necios es desconocida».

Para quien trabaja la tierra o es productor ganadero: no te desesperes por las adversidades climáticas y la impotencia de manejar las lluvias y el sol a tu antojo. No eres el único que pasa dificultades y, si tú eres propietario/a, seguramente muchas personas y familias no disponen de los bienes que tú tienes en reserva como un capital de respaldo. El mejor capital es el de la paciencia y la perseverancia para volver a empezar después de cada mal negocio. Si un rubro de producción ya no es más rentable, habrá otros que sí lo serán. Leemos en Mateo 6:26: «miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas?»

Para quien duda más de lo que cree: pide a Dios a tu modo que te conceda fe. Cada persona debe recorrer su propio camino espiritual. Si aún no has encontrado el mensaje bíblico que tiene a Cristo como centro, o te cuesta mucho experimentar su influencia en ti, tómate tu tiempo pero no dejes pasar las oportunidades para encontrar a otras personas que pueden ayudarte. No te rindas: Dios es paciente. No desconfíes de todo ni de cada persona. La vida en el Evangelio es apasionante y nos involucra de tal modo que sentiremos la presencia espiritual de Dios y la compañía de muchas personas. Leemos en Hechos de los Apóstoles 2:38-39: «y Pedro les dijo: -arrepiéntanse, y bautícense todos ustedes en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame-».

Álvaro Michelin Salomon