miércoles, 26 de diciembre de 2012


EL MUNDO NECESITA EL MENSAJE DE CRISTO… Y A SU IGLESIA

 El mundo necesita el mensaje de Cristo y necesita a su Iglesia: ¡estamos plenamente convencidos/as de ello!

 Cristo hace falta en la sociedad: es necesario enseñar el mensaje bíblico, predicar, compartir testimonios de fe, comunicar la esperanza viva en el Reino de Dios y dar muestras del especial amor de Cristo por las personas más necesitadas.

 La Iglesia hace falta en la sociedad: ¿qué sería de este país sin la presencia de cada Iglesia, de cada comunidad cristiana de fe?

 Cada testimonio personal del Evangelio que uno/a pueda dar, en palabra, obra, gesto o compromiso, será una semilla sembrada en otra tierra de la cual no somos dueños. Pero sí somos responsables por hacer aquello que podemos hacer; por decir aquella palabra que Dios nos regala para compartir; por brindar aquel gesto que muestre una apertura del corazón; y por comprometernos en un vínculo con el prójimo que puede ser la puerta de entrada a una relación futura.

 Jesús nació: un bebé humano como cualquier bebé; María fue tocada por el Espíritu Santo, como cualquier persona de fe que se deja inspirar por Dios; José fue el papá de Jesús, aún sin ser su padre de sangre, como ocurre en muchas familias; Jesús nació pobre, como le pasa a muchos niños/as con o sin familia constituida; Jesús creció en un hogar de trabajo, como puede ser el de cualquiera de nosotros/as.

 La Biblia es una maravillosa colección de libros que tienen historias, revelaciones, sueños, esperanzas, protagonistas humanos, un pueblo sufrido y migrante, la especial historia de Jesús de Nazaret y los comienzos de su movimiento llamado Iglesia. La Biblia es para leer cada uno/a y para leer en comunidad, como por ejemplo lo hacemos en nuestra congregación.

 En la Iglesia intentamos compartir esas enseñanzas y testimonios, ¿por qué?: porque el mundo necesita el mensaje de Cristo y también necesita a su Iglesia. No vamos a la Iglesia porque nos consideramos perfectos, sino porque nos reconocemos pecadores/as necesitados/as de Dios. Como tales, sabemos que seguimos necesitando el Evangelio para vivir, soñar, servir, compartir y practicar una auténtica solidaridad.

“Pero el ángel les dijo:

“No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” (Lucas 2:10-12)

Álvaro Michelin Salomon, Pastor

lunes, 10 de diciembre de 2012

 Schweizer Evangelische Kirche Buenos Aires


Iglesia Evangélica Suiza de Buenos Aires



Fue durante la segunda guerra mundial cuando los suizos de Buenos Aires, que asistían al culto reformado en iglesias alemanas, decidieron en 1944 formar su propia congregación a raíz de la creciente intolerancia política que lamentablemente había alcanzado a aquéllas.

Durante los primeros tiempos las actividades se limitaron a una escuela dominical para los niños.

Concluida la guerra, y en 1948, fue enviado desde Suiza el pastor Pablo Wildi cuyo paso por Bue-nos Aires es recordado aún hoy con mucho afecto y respeto por todos aquellos que lo conocieron.

Su avasallante personalidad logró mantener unida a esta comunidad y darle un impulso como nunca había tenido ni volvería a tener. Fue en esa época que se incrementaron los contactos y actividades con la Iglesia Reformada de Habla Francesa, colaborando muchísimo el pastor Wildi con ésta comunidad, al haber terminado su mandato el pastor suizo-francés Valdo Galland.

En 1951 con la llegada del pastor Edouard de Montmollin, desarrollan una importantísima actividad conjunta principalmente con el grupo de jóvenes. Esta confraternidad mas adelante facilitó mucho la fusión de ambas congregaciones.



En el año 1955 se pudo adquirir el edificio de la calle Conesa al 2000 en Buenos Aires para casa pastoral y salón parroquial.

Luego de la partida del pastor Wildi, llegaron a Buenos Aires los pastores Guido Niffenegger y mas tarde Urs Steinemann a quienes a veces les resultó difícil desempeñarse en un medio muy distinto al que estaban acostumbrados en Suiza. Su presencia fue, en todos los casos, renovadora y para muchos compatriotas significó de alguna manera un nexo de unión con la Patria lejana. En los años ‘60, las crecientes dificultades en la economía del país, trajeron aparejados el retorno a Suiza de muchos de sus ciudadanos, empresarios y técnicos, disminuyendo al mismo tiempo la llegada de nuevas familias y por ende la cantidad de miembros de la comunidad. Paralelamente las nuevas generaciones se fueron dispersando por diferentes motivos.



En 1970 la Iglesia Evangélica Suiza adhiere al proyecto de unión con la Iglesia Reformada de Habla Francesa y con la Iglesia Valdense del Río de la Plata, las cuales buscaban también fusionarse, conformando así en 1972 la hoy denominada Iglesia Evangélica Reformada de Buenos Aires (I.E.R.B.A).

El resultado de esta asociación es hoy mirado con mucho interés en Europa ya que es muy poco frecuente que tres denominaciones con el mismo credo, pero distintas en su origen, en su idioma y en sus tradiciones, se unan para formar una sola congregación. No faltaron dificultades y roces originados por esta particular situación, los que siempre fueron salvados con comprensión y la necesaria cuota de sacrificio y renuncia de los miembros participantes en aras de una armónica y cristiana vida comunitaria.



Finalmente es importante señalar que IERBA procura ensamblarse con la sociedad que la rodea, manteniendo las puertas abiertas a todos los que lleguen y sientan la necesidad de un apoyo espiritual o contar con un lugar donde practicar su fe en Dios.

IERBA quiere y espera que esas personas se acerquen así como son, con su idioma, sus costumbres y sobre todo con su tradición democrática porque no sólo la política hace la historia de los hombres, sino que la religión también es generadora de historia.



- WILDI, Pablo.

- NIFFENEGGER, Guido.

- STEINEMAN Urs.


viernes, 12 de octubre de 2012

ABRAHAM y LOT EN CANAAN

«…entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta mas y mas, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo». (Gén. 18: 20).
«… entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades y el fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal». (Gén. 19: 24-26).
«… Abraham miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia la toda la tierra de aquella llanura miró, y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno». (Gén. 19: 28).

  Este siniestro relato bíblico ha impresionado profundamente el ánimo de los hombres de todos los tiempos. Sodoma y Gomorra se convirtieron en el símbolo de la depravación y de la impiedad, y se los nombra cuando se habla de una completa destrucción. Ciertamente deben haber ocurrido hechos notables e increíbles en la vecindad del Mar Muerto, el «mar de sal», donde, según la Biblia, tuvo lugar la catástrofe. El historiador Flavio Josefo lo menciona repetidamente como «lago de asfalto» y los griegos decían que de ese mar se desprendían gases venenosos en tal cantidad que los pájaros que lo sobrevolaban caían muertos antes de llegar a la otra orilla.

Sin embargo, hasta hace más de un siglo faltaba un conocimiento preciso de este singular y misterioso mar de Palestina, o sea hasta que en 1848 una expedición estadounidense dirigida por el geólogo W.F. Lynch llega al puerto de Haifa trayendo dos grandes botes metálicos. Luego de una larga marcha por tierra hasta el lago de Genezeret son colocados en el agua. La primera gran sorpresa fue constatar que su superficie se hallaba a 208 mts. Bajo el nivel del Mediterráneo. Buscando la surgente del Jordán, Lynch se dirige hacia el nevado monte Hermón donde encuentra que desde la profundidad de una caverna surge una corriente de agua límpida: es la primera de las tres surgentes del Jordán. Aquí se encontraba un antiguo templo al dios Pan que Herodes había hecho construir en homenaje al emperador Augusto, y en los nichos tallados en la roca todavía es posible leer «Sacerdotes de Pan» escrito en griego. A pocos kilómetros de esta primer surgente brota una segunda, cerca de donde estaba la ciudad de Dan (Jue. 18:29) y una tercera aflora algo mas arriba en la ladera del Hermón. Reunidas las tres surgentes va descendiendo hacia el sud para alcanzar el pequeño lago de Hule. 10 kms. más adelante alcanzará el lago Genezaret y en los sólo 40 kms. desde las faldas del Hermón habrá alcanzado un desnivel de 700 metros.
Desde Tiberíades, la expedición americana recorre en los dos botes las numerosas sinuosidades del bajo Jordán. Poco a poco la vegetación se hace más rala y sobre las costas sólo crece una fina maleza. Bajo el sol tropical aparece a la derecha el oasis de Jericó. Algo más adelante, encastrada entre paredes rocosas casi verticales se extiende delante de aquella la gigantesca superficie del Mar Muerto.

Los hombres que descienden al agua tienen la sensación de ser empujados hacia arriba, como si tuvieran un salvavidas. En este mar ninguna persona puede ahogarse. El sol ardiente seca casi inmediatamente a los bañistas a la sutil crosta de sal que el agua deposita sobre los cuerpos los hace aparecer completamente blancos. Aquí no hay moluscos, ni peces, ni algas, ni otro signo de vida. Sus costas son desoladamente desnudas. Sobre la playa y sobre las paredes rocosas enormes sedimentos de sal incrustados brillan como diamantes. El aire está saturado de olores fuertes y acres, a petróleo y azufre. Manchas oleosas de asfalto flotan sobre las olas.
Durante 22 días los botes americanos cruzan el Mar Muerto en diversas direcciones, toman muestras y determinan la profundidad. Encuentran que en el punto en que desemboca el Jordán el nivel se halla a 393 mts. Este siniestro relato bíblico ha impresionado profundamente el ánimo de los hombres de todos los tiempos. Sodoma y Gomorra se convirtieron en el símbolo de la depravación y de la impiedad, y se los nombra cuando se habla de una completa destrucción. Ciertamente deben haber ocurrido hechos notables e increíbles en la vecindad del Mar Muerto, el «mar de sal», donde, según la Biblia, tuvo lugar la catástrofe. El historiador Flavio Josefo lo menciona repetidamente como «lago de asfalto» y los griegos decían que de ese mar se desprendían gases venenosos en tal cantidad que los pájaros que lo sobrevolaban caían muertos antes de llegar a la otra orilla.

Sin embargo, hasta hace más de un siglo faltaba un conocimiento preciso de este singular y misterioso mar de Palestina, o sea hasta que en 1848 una expedición estadounidense dirigida por el geólogo W.F. Lynch llega al puerto de Haifa trayendo dos grandes botes metálicos. Luego de una larga marcha por tierra hasta el lago de Genezeret son colocados en el agua. La primera gran sorpresa fue constatar que su superficie se hallaba a 208 mts. Bajo el nivel del Mediterráneo. Buscando la surgente del Jordán, Lynch se dirige hacia el nevado monte Hermón donde encuentra que desde la profundidad de una caverna surge una corriente de agua límpida: es la primera de las tres surgentes del Jordán. Aquí se encontraba un antiguo templo al dios Pan que Herodes había hecho construir en homenaje al emperador Augusto, y en los nichos tallados en la roca todavía es posible leer «Sacerdotes de Pan» escrito en griego. A pocos kilómetros de esta primer surgente brota una segunda, cerca de donde estaba la ciudad de Dan (Jue. 18:29) y una tercera aflora algo mas arriba en la ladera del Hermón. Reunidas las tres surgentes va descendiendo hacia el sud para alcanzar el pequeño lago de Hule. 10 kms. más adelante alcanzará el lago Genezaret y en los sólo 40 kms. desde las faldas del Hermón habrá alcanzado un desnivel de 700 metros.

Desde Tiberíades, la expedición americana recorre en los dos botes las numerosas sinuosidades del bajo Jordán. Poco a poco la vegetación se hace más rala y sobre las costas sólo crece una fina maleza. Bajo el sol tropical aparece a la derecha el oasis de Jericó. Algo más adelante, encastrada entre paredes rocosas casi verticales se extiende delante de aquella la gigantesca superficie del Mar Muerto.

Los hombres que descienden al agua tienen la sensación de ser empujados hacia arriba, como si tuvieran un salvavidas. En este mar ninguna persona puede ahogarse. El sol ardiente seca casi inmediatamente a los bañistas a la sutil crosta de sal que el agua deposita sobre los cuerpos los hace aparecer completamente blancos. Aquí no hay moluscos, ni peces, ni algas, ni otro signo de vida. Sus costas son desoladamente desnudas. Sobre la playa y sobre las paredes rocosas enormes sedimentos de sal incrustados brillan como diamantes. El aire está saturado de olores fuertes y acres, a petróleo y azufre. Manchas oleosas de asfalto flotan sobre las olas.

Durante 22 días los botes americanos cruzan el Mar Muerto en diversas direcciones, toman muestras y determinan la profundidad. Encuentran que en el punto en que desemboca el Jordán el nivel se halla a 393 mts. Debajo del nivel del Mediterráneo y que su fondo marino es de unos 400 mts. Sus aguas contienen un 25 % de compuestos sólidos, mayoritariamente cloruro de sodio, mientras que los océanos sólo contienen entre un 4 y un 6%. Tiene 76 km de largo por 17 de ancho y no presenta ningún descargo además de los 8 millones de mts. cúbicos de agua que diariamente evapora el ardiente sol del desierto.

Remando en una barca hacia la punta meridional del Mar Muerto, (contraria a la de la desembocadura del Jordán) y con el sol en posición favorable, se pudo pbservar algo extraordinario: a cierta distancia de la orilla, bajo el espejo de agua, se vieron claramente los contornos de bosques conservados debido al elevadísimo contenido de sal del agua. Los troncos y los restos de árboles en la profundidad deben ser antiquísimos, y es posible que cuando vivían hayan sido testigos de los rebaños de Lot que pastaban debajo de su follaje, puesto que esta zona constituía el valle de Sidim (Gen. 14: 3).

Lynch había comprobado la notable pendiente del Jordán en su breve recorrido a través de Palestina. Ulteriores investigaciones establecieron que el hundimiento del lecho del río bajo el nivel de los océanos representa un fenómeno geológico excepcional. El valle del Jordán es sólo una pequeña parte de una inmensa grieta de la corteza terrestre, la cual ha sido explorada con gran precisión. Comienza muy al norte, al pie de la cadena de Tauro en el Asia Menor, se extiende de la orilla meridional del Mar Muerto a través del desierto hasta el golfo Aqaba y termina mas allá del mar Rojo en Africa. En muchos puntos de esta gigantesca «fosa tectónica» o «falla geológica» se pueden individualizar signos de actividad volcánica. En las montañas de galilea, en el altiplano de la Jordania oriental, en las riveras del Jabbok, un afluente del Jordán, en el golfo de Aqaba, es posible encontrar basalto negro y lava.

Cuando se abrió esta grieta, que pasa precisamente por el valle de Sidim con Sodoma y Gomorra, se produjo en hundimiento de la zona, habiéndose establecido geológicamente con suficiente precisión, poco después del 2.000 a.C. casi con exactitud, alrededor del 1900 a.C, es decir la época de Abraham. La causa de la destrucción fue un gran terremoto, acompañado por explosiones y rayos, con producciones de gases y fenómenos ígneos.

El Mar Muerto termina al sur en una depresión salitrosa peligrosa para quienes distraídamente se internen en ella. Algo más adelante se encuentra un lugar en el que abundan bloques de sal con extrañas formas, algunos están rígidos como estatuas que se asemejan a seres humanos. Estas singulares columnas de sal recuerdan vivamente la representación de la mujer de Lot. Dada la cercanía de este lugar con el hundimiento del valle de Sidim, incluso los que huyeron del epicentro de la catástrofe difícilmente pudieron salvarse de los gases venenosos que se extendían sobre gran parte de la región. Todo lo que se encuentra en las proximidades del mar salado, incluso hoy, se cubre en poco tiempo con una costra de sal.

«Abraham, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mambre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová» (Gén: 18).

Cerca de la actual Hebrón, Abraham transcurre sus últimos días, en la pequeña localidad de Mambre, donde había erigido el altar. Aquí adquirió el primer pedazo de tierra a los hititas, de los hijos de Het (Gén. 23) para preparar la tumba de su mujer Sara, como era costumbre entre los semitas. En la misma caverna también fue sepultado Abraham (Gén. 25: 9-10).

Las excavaciones parecen confirmar también este hecho. En las cercanías de Hebrón los árabes veneran un lugar que llaman santuario de la altura del «Amigo de Dios», que es la designación mahometana de Abraham. El arqueólogo A.E. Mader encontró, en efecto, las piedras de un altar de tiempos remotos, sobre las cuales se podían distinguir trazas de fuego. En 1927, Maer también descubrió los restos de un grueso árbol que se alzaba en ese lugar. Se podían distinguir claramente en el terreno los restos de sus antiguas raíces.

También la tumba de Abraham es mostrada hoy como un lugar sacro y es visitada por peregrinos.

Así, entre las tantas cosas que parecían inexplicables, que los hombres se transmitieron de generación en generación, también estos hechos han sido aclarados por la investigación científica.

Tomado y adaptado de «La Biblia tenía Razón» del escritor Werner Keller.

LAS PRIMERAS BIBLIAS EN ESPAÑOL --- y el principio del protestantismo en los españoles del siglo XVI

¿Por qué celebramos en septiembre el mes de la Biblia?

Porque el 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia en español. La tapa de esta Biblia tiene un oso comiendo piel de un panal, por eso se la llama «Biblia del oso». Fue traducida por Casiodoro de Reina, habiéndose publicado más de 200 ejemplares en una imprenta de Basilea.
Las dos primeras ediciones, la de Casiodoro de Reina (1569) y la de Cipriano de Valera (1602), esta última llamada «Biblia del cántaro», contenían los libros del Antiguo Testamento (A.T.) de la Vulgata latina. Hasta ese tiempo estaba publicada en español la Biblia Hebrea (A.T.) llamada de Ferrara, debida a la traducción de eruditos judíos españoles (o sefarditas) emigrados a Ferrara, Italia.

«Tampoco se opuso Cisneros a la crítica textual. Aún más, hay que recordar que en la Iglesia de la primera parte del S. XVI había más amplitud que después del Concilio de Trento (1545-1563), y mucha gente que no se consideraba protestante profesaba la fe en la justificación por la fe» (José María González Ruiz, en la Introducción a la Biblia del Oso, Madrid, Alfaguara,1987, pág. XV).

«Como afirma Bataillon: «España se nos muestra en Sevilla y en otras partes, sin duda, agitada por una predicación que se podría llamar implícitamente protestante, que se deriva claramente del iluminismo erasmiano, y que, entre 1535 y 1555, se adhiere a la justificación por la fe sin deducir de ella conclusiones fatales para los dogmas católicos.» (Ibid., pág. XV).

«En Ginebra se había impreso ya un catecismo evangélico en español y se habían enviado varias copias a muchos españoles importantes en 1551. En esta tarea estaba comprometido Juan Pérez, quien al llegar a Ginebra en los primeros años de 1550, se hizo famoso por su piedad y buen carácter y colaboró con Calvino. Beza escribió de él en sus Icones.» (p.XIX).

«Pérez estuvo aproximadamente dos años en Francfort, tiempo durante el cual recabó fondos para imprimir una edición completa de la Biblia en español, los que fueron mantenidos por un miembro principal de la Iglesia de refugiados franceses, el comerciante Agustín Legrand. Después de la muerte de Pérez, Antonio del Corro (también antiguo monje de San Isidro) se vio envuelto en dificultades con este dinero, que entonces llegaba a la suma de mil coronas. En 1569 Casiodoro de Reina obtendría parte de él para imprimir su Biblia.» (p.XIX)
Varios intelectuales y monjes españoles huyeron en 1557 exiliados a Ginebra, entre ellos Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera.

Casiodoro de Reina. No se sabe dónde nació (probablemente alrededor del 1520) tal vez en Reina, un pueblo de Badajoz perteneciente al Reino de Sevilla. Él se llamó a sí mismo hispalense. Estudió letras y vivió bastante tiempo en la congregación de los Jerónimos de la Cartuja de San Isidro del Campo, en Sevilla y desde 1567 estudió en la Universidad de Basilea. Fue ordenado sacerdote viviendo en el monasterio como miembro de la Orden de los Jerónimos Observantes. Fue un decidido pionero en la difusión del movimiento protestante en Sevilla, especialmente en su monasterio, donde tuvo éxito en la difusión teológica. Se exilió en Ginebra en 1557 donde también llevó a sus padres. Allí, en principio, Reina y Valera se hicieron miembros de la congregación protestante italiana.
Con sus padres, desde allí huye a Francfort y luego a Londres. Aquí los españoles se reunían con los franceses o con los italianos. En 1559 Reina reunió a un grupo de españoles para compartir el Evangelio tres veces a la semana en una casa particular, al poco tiempo se les adjudica un templo. En 1560 terminó una Confesión de Fe en español, llamada Confessio Hispanica que consta de 22 capítulos. Por ese tiempo Reina se casa en segundas nupcias con Anna.
Los representantes españoles en Londres van juntando calumnias contra el grupo español protestante a los efectos de justificar su persecución.
En setiembre de 1563, Reina huye de Londres hacia Francfort, allí trabaja en la traducción bíblica aparentemente junto a Cipriano de Valera. En 1564 se une a la Iglesia Reformada Francesa. Al año siguiente se le concede a él y a su esposa la habilitación para vivir en Estrasburgo. Desde entonces alternarán entre Estrasburgo, Francfort y Basilea.
En 1568 obtiene de esta última el permiso para imprimir la Biblia en español ya que sólo estaba permitida la edición de libros en latín, hebreo, griego y alemán.

Cipriano de Valera: Probable ayudante de Casiodoro de Reina en la traducción de la primera versión; en 1602 consideró que ya era difícil conseguir ejemplares de esa primera Biblia en español, razón por la cual resolvió realizar una segunda edición conservando el canon del Antiguo Testamento de la Vulgata.
La Vulgata es una traducción al latín popular efectuada por Jerónimo de Estridón en el Siglo IV, que la tradujo directamente de los idiomas bíblicos.
Thomas Guarin o Guérin fue el imprentero. Francés de origen, en 1557 llega a Basilea y se casa con la hija de un impresor llamado Isengrin. Monta una imprenta que tenía una palmera como logotipo. En la Biblia aparece el nombre de «Samuel Biener» (Apiarius en latín). Éste nació en Basilea y trabajó con su padre en Estrasburgo primeramente, y en 1537 se trasladó a Berna. En 1565 llega a Basilea. «Su divisa era un oso que intentaba introducirse en un nido de abejas en un árbol, con las abejas que volaban a su alrededor. El oso representa a Berna y las abejas son un juego de palabras de su nombre alemán (Biener, latín Apiarius).» (p.XXVII)

- La Biblia Políglota Complutense fue publicada en 1520 y sus textos estaban en hebreo, griego y latín.
En 1546 fue impresa por la tipografía de Gutenberg.
- Traductores contemporáneos de Casiodoro de Reina hubo en Holanda, Francia (Olivetán, primo de Calvino), Alemania (Martín Lutero), Hungría (Karoli), Inglaterra (Versión King James), Italia (Diodati), Portugal (Almeida), etc.
- En México se publicó la primera Biblia en español, tomando como base una Biblia en francés (del abad Vence), quien la había traducido a su vez de la Vulgata.
- En 1967 aparece la «Biblia de Jerusalén» (revisión realizada por biblistas católicos) y en 1966 el Nuevo Testamento «Dios llega al hombre».
- En 1995 apareció la Biblia Reina-Valera de Estudio, de las Sociedades Bíblicas.

A.M.S.



viernes, 8 de junio de 2012


Un poco de historia....

Imperio Romano y Cristianismo
Fuente: José Orlandis (Historia de la Iglesia, 2001)

Imperio Romano
 El nacimiento y primer desarrollo del Cristianismo tuvo lugar dentro del marco cultural y político del Imperio romano. Es cierto que durante tres siglos la Roma pagana persiguió a los cristianos; pero sería equivocado pensar que el Imperio constituyó tan sólo un factor negativo para la difusión del Evangelio. La unidad del mundo grecolatino conseguida por Roma  había creado un amplísimo espacio geográfico, dominado por una misma autoridad suprema, donde reinaban la paz y el orden. La tranquilidad existente hasta bien entrado el siglo III y la facilidad de comunicaciones entre las diversas tierras del Imperio favorecían la circulación de las ideas. Cabe afirmar que las calzadas romanas y las rutas del mar latino fueron cauces para la Buena Nueva evangélica, a todo lo ancho de la cuenca del Mediterráneo.


Los primeros conversos
La afinidad lingüística —sobre la base del griego, primero, y del griego y el latín, después— facilitaba la comunicación y el entendimiento entre los hombres. El clima espiritual dominado por la crisis del paganismo ancestral y la extensión de un anhelo de genuina religiosidad entre las gentes espiritualmente selectas, predisponía también a dar acogida al Evan¬gelio. Todos estos factores favorecían, sin duda, la extensión del Cristianismo.
Pero la adhesión a la fe cristiana implicaba también dificultades que, sin exageración, cabe calificar de formidables. Los cristianos procedentes del Judaismo debían romper con la comunidad de origen, que en adelante los miraría como tránsfugas y traidores. No eran menores los obstáculos que necesitaban superar los conversos venidos de la gentilidad, sobre todo los pertenecientes a las clases sociales elevadas.
La fe cristiana les obligaba a apartarse de una serie de prácticas tradicionales de culto a Roma y al emperador, que tenían un sentido religioso-pagano, pero que eran a la vez consideradas como exponente de la inserción del ciudadano en la vida pública y testimonio de fidelidad hacia el Imperio. De ahí la acusación de «ateísmo» lanzada tantas veces contra los cristianos; de ahí la amenaza de persecución y martirio que se cernió sobre ellos durante siglos y que hacía de la conversión cristiana una decisión arriesgada y valerosa, incluso desde un punto de vista meramente humano.
¿Cuáles fueron las razones que determinaron el gran enfrentamiento entre Imperio pagano y Cristianismo? La religión cristiana fomentaba entre las gentes el respeto y la obediencia hacia la legítima autoridad. «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (cfr. Mt XX, 15-21), fue el principio formulado por el propio Cristo. Los Apóstoles desarrollaron esta doctrina: «toda persona esté sujeta a las potestades superiores, porque no hay potestad que no provenga de Dios» (Rom XIII, 1), escribió San Pablo a los fieles de Roma; «temed a Dios, honrad al rey» (I Pet II, 17), exhortaba San Pedro a los discípulos. El Imperio, por su parte, era religiosamente liberal y toleraba con facilidad nuevos cultos y divinidades extranjeras. El choque y la ruptura llegaron porque Roma pretendió exigir de sus súbditos cristianos algo que ellos no podían dar: el homenaje religioso de la adoración, que sólo a Dios les era lícito rendir.


La persecución de Nerón
Las circunstancias que rodearon a la primera persecu¬ción —la neroniana— fueron pródigas en consecuencias, pese a que esa persecución no parece haberse extendido más allá de la Urbe romana. La acusación oficial hecha a los cristianos de ser los autores de un crimen horrendo —el incendio de Roma— contribuyó de modo decisivo a la creación de un estado generalizado de opinión pública profundamente hostil para con ellos.
El Cristianismo era considerado por el historia¬dor Tácito «superstición detestable»; «nueva y peligrosa», se¬gún Suetonio; «perversa y extravagante», para Plinio el Joven. El mismo Tácito calificaba a los cristianos de «enemigos del género humano», y no puede, por tanto, sorprender que el vulgo atribuyese a los discípulos de Cristo los más monstruosos desórdenes: infanticidios, antropofagia y toda suerte de ne¬fandas maldades. «'¡Los cristianos a las fieras!' —dirá Tertuliano— se convirtió en el grito obligado en toda suerte de motines y algaradas populares».


Desarrollo del Cristianismo en los primeros siglos
El Cristianismo, desde el siglo I, fue considerado como «superstición ilícita», y esta calificación hizo que la mera profesión de la fe cristiana —el «nombre cristiano»— constituyera delito. Ello explica que muchas violencias anticristianas del siglo II tuvieran su origen, más que en la iniciativa de los emperadores o magistrados, en agitaciones o denuncias populares. Por esta razón, la persecución en esta época no fue general ni continua, y los cristianos gozaron en ocasiones de largos períodos de paz, sin lograr por ello ninguna seguridad jurídica ni quedar a salvo de ulteriores agresiones, que podían surgir en cualquier momento.
La ambigua actitud de ciertos emperadores del siglo II está reflejada en la célebre respuesta de Trajano a la consulta elevada por Plinio, gobernador de Bitinia, acerca de la conducta que debía seguir con los cristianos. Trajano declara que las autoridades no habrían de perseguirlos por su propia iniciativa, ni hacer caso de denuncias anónimas; pero debían actuar cuando recibiesen denuncias en regla, llegando hasta la condena y muerte de los cristianos que no apostataran y rehu-saran sacrificar a los dioses. Tertuliano —apologista cristiano y buen jurista— pondría luego de relieve el absurdo que encerraba la respuesta trajánica: «Si son criminales —dice, refirién¬dose a los cristianos—, ¿por qué no los persigues?; y si son ino¬centes, ¿por qué los castigas?»
En el siglo III, las persecuciones tomaron un nuevo cariz. En los intentos de renovación del Imperio que siguieron a la «anarquía militar» —un período de peligrosa desintegración política—, uno de los capítulos principales fue la restauración del culto a los dioses y al emperador, en cuanto expresión de la fidelidad de los súbditos hacia Roma y su soberano. La Iglesia cristiana, que prohibía a los fieles participar en el culto imperial, apareció entonces como un poder enemigo. Ésta fue la razón de una nueva oleada de persecuciones, promovidas ahora por la propia autoridad imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que las precedentes.


La persecución de Decio
La primera de estas grandes persecuciones siguió a un edicto dado por Decio (a. 250), ordenando a todos los habitantes del Imperio que participaran personalmente en un sacrificio general, en honor de los dioses patrios. El edicto de Decio sorprendió a una masa cristiana, bastante numerosa ya, y cuyo temple se había reblandecido, tras una larga época de paz. El resultado fue que, aun cuando los mártires fueron numerosos, hubo también muchos cristianos claudicantes que sacrificaron públicamente o al menos recibieron el «libelo» de haber sacrificado, y cuya reintegración a la comunión cristiana suscitó luego controversias en el seno de la Iglesia.
La experiencia sufrida sirvió en todo caso para templar los espíritus y cuando, pocos años después, el emperador Valeriano (253-260) promovió una nueva persecución, la resistencia cristiana fue mucho más firme: los mártires fueron muchos, y los cristianos infieles —los lapsi—, muy pocos.


La persecución de Diocleciano
La mayor persecución fue sin duda la última, que tuvo lugar a comienzos del siglo IV, dentro del marco de la gran reforma de las estructuras de Roma realizada por el emperador Diocleciano. El nuevo régimen instituido por el fundador del Bajo Imperio fue la «Tetrarquía», es decir, el gobierno por un «colegio imperial» de cuatro miembros, que se distribuían la administración de los inmensos territorios romanos. El régi¬men tetrárquico atribuía a la religión tradicional un destacado papel en la regeneración del Imperio, pese a lo cual Diocleciano no persiguió a los cristianos durante los primeros dieciocho años de su reinado. Diversos factores —entre ellos sin duda la influencia del césar Galerio— fueron determinantes del comienzo de esta tardía pero durísima persecución.
Cuatro edictos contra los cristianos fueron promulgados entre febrero del año 303 y marzo del 304, con el designio de terminar de una vez para siempre con el Cristianismo y la Iglesia. La persecución fue muy violenta e hizo muchos mártires en la mayoría de las provincias del Imperio. Tan sólo las Galias y Britania —gobernadas por el cesar Constancio Cloro, simpatizante con el Cristianismo y padre del futuro emperador Constantino— quedaron prácticamente inmunes de los rigores persecutorios. El balance final de esta última y gran persecución constituyó un absoluto fracaso. Diocleciano, tras renunciar al trono imperial, vivió todavía lo suficiente en su Dalmacia natal para presenciar, desde su retiro de Spalato, el epílogo de la era de las persecuciones y los comienzos de una época de libertad para la Iglesia y los cristianos.
TODO TIENE SU TIEMPO…


“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado… tiempo de guerra y tiempo de paz.” (Eclesiastés 3:1-2, 8b).

“Señor, Tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que nacieran los montes y formaras la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios… Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría… Sea la luz de Jehová nuestro Dios, sobre nosotros. La obra de nuestras manos confirma sobre nosotros…” (Salmo 90:1-2, 12, 17 a-b).

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el Evangelio del Reino de Dios. Decía: EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO Y EL REINO DE DIOS SE HA ACERCADO. ¡ARREPENTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO!” (Marcos 1:14-15)

Todo tiene su tiempo: las estaciones del año lo tienen, la sucesión de la noche y el día, las fases de la luna, los tiempos de siembra y de cosecha, el tiempo de nacer, el de crecer y desarrollarse, el de madurar y el de morir. Cada planta, cada animal y cada persona tienen sus tiempos. En la vida pasamos por distintos momentos, algunos sublimes y otros para el olvido, algunos de éxitos y otros de fracasos, algunos de reconocimiento social y otros de introspección personal. Tenemos nuestros tiempos de viaje y los de reposo. Aprendemos muchas cosas y desaprendemos tantas otras (por olvido, desinterés o nuevos aprendizajes). Tenemos nuestros momentos de confianza en Dios, seguridad en nosotros/as mismos/as y certeza de esperanza; pero también caemos en momentos de grandes incertidumbres y planteos sobre la vida que nos hacen parar, preguntarnos muchas cosas y, en el mejor de los casos, pedir ayuda a otras personas.

Un nuevo año ha comenzado y cada uno se hará una idea de cómo lo afrontará, qué le puede esperar, qué planes tiene, así como las expectativas por lo nuevo que no se puede predecir. Con un poco de humor podemos decir que entre ¼ y 1/3 de nuestra existencia la pasamos durmiendo (entre 6 y 8 hs. diarias). El restante tiempo: ¿a qué lo destinamos? ¿En qué lo aprovechamos… o gastamos? ¿A qué cosas damos prioridad?

Es claro que no todo lo podemos medir. Se mide el tiempo (el krónos de acuerdo a la antigua palabra griega) pero también existe el tiempo o los momentos que no se miden ni por minutos ni horas ni días, sino por lo que representan para nosotros como experiencias de crecimiento espiritual (el kairós, otra palabra griega utilizada en el Nuevo Testamento). Hay determinados momentos especiales que son fundamentales para nuestro desarrollo espiritual, comunitario y social. Son aquellos destellos de Dios, inspiraciones o iluminaciones que nos vienen por la fe, que nos ponen en un estado particular del alma y que afirman nuestra existencia delante de Dios y con el recuerdo vivo de Jesucristo. No se trata de olvidarnos de nosotros mismos sino de ponernos en actitud de aprendizaje, de receptividad, de disposición a experimentar algo nuevo y fundamental que le dé a nuestra existencia un sentido de trascendencia y plenitud. Así lo experimentó el escritor del libro del Eclesiastés, también los autores de los Salmos y, por supuesto, el propio Jesús. Cuando Jesús comenzó su ministerio ya tenía una clara conciencia de su misión y de que su tiempo había llegado, y con Él, el nuevo tiempo del Reino de Dios para todos/as.

¿Cómo utilizaremos nuestros tiempos del año 2012? ¿Serán solamente un krónos, una sucesión de días, semanas y meses, o también tendremos algo de un kairós, un momento especial, algunos instantes de sana meditación, de inspiradora reflexión, de encuentros comunitarios y disposición para aprender algo nuevo? Hay enfermedades del alma que tienen que ver con el uso del tiempo: el estrés, la ansiedad, la depresión… Hay personas a quienes les falta el tiempo y otras a quienes les sobra, pues no saben cómo llenarlo. Una y otra experiencia conducen a verdaderos problemas que pueden ser serios y complicar no sólo a la persona en cuestión sino también a su entorno familiar y amistades.

Como iglesia también tenemos nuestros tiempos, nuestros momentos, nuestros encuentros, nuestras búsquedas compartidas. No tenemos la solución a todos los problemas, pero, al menos, somos conscientes de ello y buscamos la luz de Dios para que nuestras vidas tengan un sentido más claro para vivir, esperar y servir. Jesús anunció el Reino de Dios, el nuevo tiempo de Dios para el mundo. Por eso queremos utilizar una parte de nuestros tiempos, de nuestros momentos personales, compartiéndolos en comunidad.

Todo tiene su tiempo… también la iglesia los tiene. Somos iglesia si hay comunidad. Para que haya comunidad necesitamos reunirnos. Para reunirnos debemos disponer de alguna hora de nuestra vida para compartir. Para compartir con otras personas necesitamos disposición. Tendremos disposición si estamos convencidos de que la iglesia tiene su misión en la sociedad. Estaremos convencidos si también cada uno/a se siente parte comprometida. Si estamos convencidos de ello es porque un destello de fe hemos recibido de Dios. Si tenemos fe hemos encontrado la alegría de vivir en Dios… y este gozo nos permitirá afrontar toda circunstancia de la existencia desde la mirada del amor de Jesucristo por ti y por mí. Este amor nos permite sentirnos valorados por Dios y también hace que valoremos la existencia de la iglesia.

Entonces: ¿por qué no compartir una partecita de nuestros tiempos en algunos momentos especiales que podemos disfrutar como comunidad de fe? No es obligación… pero es para tomar en cuenta.

Álvaro Michelin Salomon
Pastor

viernes, 20 de abril de 2012

TIEMPO DE PENTECOSTES

Felipe y el etíope
26: Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto».
27:Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar,
28: volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
2: El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro».
30:Acudiendo Felipe, lo oyó que leía al profeta Isaías, y dijo:
—Pero ¿entiendes lo que lees?
31: Él dijo: —¿Y cómo podré, si alguien no me enseña? Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él.
32: El pasaje de la Escritura que leía era este: «Como oveja a la muerte fue llevado;
y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca.
33: En su humillación no se le hizo justicia;
mas su generación, ¿quién la contará?, porque fue quitada de la tierra su vida».
34: Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe:
—Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?
35:Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:
—Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
37: Felipe dijo: —Si crees de todo corazón, bien puedes.
Él respondiendo, dijo: —Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38: Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.
39: Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su camino.
40: Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.



Hechos 8:26-40
ENCONTRARSE, DIALOGAR Y APRENDER
LAS 5 «R» DEL COACHING - (ACOMPAÑAMIENTO)
Relacionar – Reflexionar Reenfocar – Reconocer – Revisar


La técnica del coaching (acompañamiento, asesoramiento) se utiliza en empresas y también se puede emplear en la vida de la Iglesia. He aquí cinco (5) «R» que, como ayuda-memoria, son claves para los encuentros interper-sonales donde podemos aprender unos/as de otros/as:
7 Relacionar de la mejor manera a las personas; ¿cómo estás? (escuchar a la otra persona de manera intencional);
7 Reflexionar y descubrir los asuntos claves que entran en juego como problemas que perturban la falta de crecimiento personal o grupal; ¿dónde estás? (¿qué sueñas o esperas?)
7 Reenfocar la perspectiva para determinar las prioridades y, por lo tanto, los pasos a seguir en la acción; ¿hacia dónde quieres ir? (clarificar la visión);
7 Reconocer los recursos humanos, a los efectos de descubrir los dones personales, lo que cada uno/a puede aportar; para ello es imprescindible alentar a las personas en este proceso de re-descubrimiento de sí mismas; ¿cómo vas a llegar? (herramientas, recursos) ;
7 Revisar lo actuado para evaluar, celebrar lo positivo y revisar los planes; ¿cómo te fue?
Finalmente podemos decir lo siguiente: CELEBRAR los logros (aunque sean pequeños, o aunque sea solamente el aprendizaje).

Las 5 «R» del Coaching en el relato de Hechos 8:26-40


RELACIONAR (¿cómo estás?):
diálogo entre el evangelista Felipe y el etíope eunuco, funcionario de la reina Candace de Etiopía. El africano era por lo visto un simpatizante de los judíos y se volvía de Jerusalén leyendo un rollo del profeta Isaías. Comienza el diálogo entre ambos por una inspiración especial del Espíritu Santo en Felipe. El acercamiento de Felipe al etíope será intencional, ¡bajo la guía del Espíritu Santo! Conclusión pastoral: debemos estar atentos a las posibilidades de encuentro con los desconocidos.
REFLEXIONAR (¿dónde estás?): el Espíritu inspira a Felipe para dirigirse hasta el etíope. Llega hasta allí y le pregunta: «¿Entiendes lo que lees?». Se interesa por este desconocido, con quien entablará una fructífera conversación. El etíope necesitaba ayuda para interpretar al profeta Isaías. Felipe le ofrece generosamente esa ayuda, después que aquel le rogara que se sentara a su lado para explicarle. Conclusión pastoral: cuando podemos ayudar a un semejante no debemos rehusarnos, poniendo excusas. Dios puede obrar a través de nosotros y en un encuentro que no imaginamos ni hemos previsto. Son las sorpresas de Dios…
REENFOCAR (¿hacia dónde quieres ir?): Felipe no tenía previsto el Bautismo del etíope, pero llegado el momento, después de la enseñanza bíblica y del interés manifestado por el funcionario africano, Felipe accede. La propuesta viene del propio interesado, no por imposición del «ministro» o evangelista. Pero éste comparte la inquietud de sellar el encuentro y el compromiso con Cristo con el Bautismo. El evangelista ayuda al africano a reenfocar su vida hacia Cristo. Ello implica, además del testimonio personal, el interés por la lectura de la Biblia y la enseñanza cristiana, el Bautismo como expresión visible de la nueva vida que está asumiendo. Esta nueva vida le concede una perspectiva diferente.
RECONOCER (¿cómo vas a llegar?): Felipe alentó a su interlocutor y lo introdujo en el conocimiento de Jesucristo. Felipe reconoció en el etíope a un prójimo que es digno de ser tomado en cuenta en su necesidad específica. El etíope tenía una importante inquietud y Felipe salió a su encuentro. Recursos disponibles en el encuentro: el Espíritu Santo, la fe de Felipe (obediencia al Espíritu), su disposición para el acompañamiento pastoral y su don para enseñar; por parte del africano: la Biblia (rollo del profeta Isaías) y la disposición a aprender de un extraño.
REVISAR (¿cómo te fue?): el relato nos dice que el eunuco «siguió gozoso su camino», es decir, celebró a su modo el encuentro inspirador. El gozo manifiesta alegría y gratificación y, ante todo, el sentido de la presencia de Dios. El gozo al final del encuentro implica, entonces, un paso adelante en el camino con Dios. Felipe, por su parte, continuó enseñando el Evangelio.
Encontrarse, dialogar y aprender: la Biblia está llena de ejemplos… y nuestras vidas también pueden tenerlos. Bendecido tiempo de Pentecostés en la fuerza del Espíritu Santo.


Wilma Rommel - Álvaro Michelin Salomon
Basado en: Robert LOGAN y Sherilyn CARLTON: El ABC del Coaching
– Descubra el poder del Coaching en su vida y ministerio.
Monterrey, México, 2003 (trad. del inglés).

jueves, 19 de abril de 2012

LA BIBLIA TENIA RAZON
«Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán y se quedaron allí» (Gén. 11:31).«Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré» (Gén. 12:1).«Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot se fue con él. Y era Abram de edad de setecientos años cuando salió de Haran» (Gén. 12:4).«Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y a todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán» (Gén. 12:5).


Los viajes de Abraham


Si bien hoy es aceptado que Abraham fue nómade durante la mayor parte de su vida, tampoco hay pruebas de que no haya nacido en Ur de los caldeos (Gén. 10:28) y de que en su niñez y adolescencia haya vivido en Nacor, ciudad a la que llama «mi tierra» en el capítulo 24 del Génesis.
Hasta principios del siglo pasado la zona de Harán era desconocida. Sólo en 1933, en base a un casual descubrimiento de una estatua mutilada que es desenterrada al cavar una tumba, se efectúan excavaciones que conducen a nuevos y emocionantes conocimientos.
Durante las excavaciones que se prolongaron durante seis años bajo la dirección de expertos del Museo del Louvre vienen a la luz el templo de Ishtar, la diosa de la fecundidad y una grandiosa ciudad (Mari) que comprendía un enorme palacio construido en el tercer milenio antes de Cristo y que comprendía 260 salas y patios. En los archivos de este palacio se encuentran 23.600 tablillas de terracota con escritura cuneiforme. Este palacio era una de las grandes maravillas del mundo, una joya de la arquitectura del antiguo Oriente, al punto que viajeros de muy lejos venían para admirarlo.
Los ejércitos de Hammurabi de Babilonia, hasta 1700 años a.c. sometieron este reino, situado en el curso medio del Eufrates destruyendo la gran ciudad. Sin embargo no consiguieron destruirla totalmente. Quedaron en pie muros de hasta 5 metros de altura e instalaciones, tanto en los baños como en las colinas, que bien podrían ser puestas en funcionamiento hoy día, cuatro milenio después de su destrucción, sin necesidad de la más mínima reparación.
En los cuartos de baño se encontraban las bañeras, en las cocinas los moldes para el pan y en las hornallas hasta el carbón.
Los habitantes de esta ciudad y del reino circundante eran amorreos que se habían hecho sedentarios y amantes de la paz. Las conquistas, el heroicismo y el fragor de las batallas no eran de su interés. Sus rostros, como aparecen en sus estatuas y pinturas irradian una admirable serenidad. Sin embargo, la defensa y la seguridad de la región no los libraba de ciertas preocupaciones militares, dado que en sus confines vivían tribus nómades semíticas para las cuales eran una verdadera tentación las ópticas pasturas y los campos de sembradíos. Entre estas tribus se hallaban los descendientes de Benjamín, el último de los hijos de Jacob.
Cuando en París los asiriólogos comenzaron a descifrar la escritura cuneiforme de las tablillas de terracota, encontraron en los informes de los gobernadores de la región, una serie de nombres de la historia bíblica más que familiares y que se enuncian en Génesis 11. Nombres de antepasados de Abraham emergen de la noche de los tiempos como nombres de ciudades de la Mesopotamia nordoccidental, situadas en la llanura de Aram o Padam-Aram. En medio de esta llanura está Harán que, según la descripción debió ser una ciudad floreciente en los siglos precristianos XIX y XVII.


Harán, la patria del padre los patriarcas Abraham, la patria del pueblo hebreo, está aquí documentada auténticamente por primera vez, por cuanto lo señalan los textos de la época. Un poco más arriba, en el mismo valle del río Belikh, estaba otra ciudad de familiar nombre bíblico: Nacor, la patria de Rebeca, mujer de Isaac.
Según los datos bíblicos, se puede calcular exactamente que Abraham dejó Harán 645 años antes de la salida de los hijos de Israel de Egipto, quienes bajo la guía de Moisés se dirigirían a través del desierto hasta la tierra prometida en el siglo XIII a.c. Esta fecha, como veremos, ha sido establecida arqueológicamente. Abraham debe haber vivido hacia el 1900 a.c., según lo demuestran las excavaciones y los hallazgos, tanto en Harán como en Nacor.
Los documentos prueban por primera vez que la historia de los patriarcas contenida en la Biblia no es –como a menudo y con gusto fue llamada- una «pía leyenda», sino que constituyó la descripción de hechos de una época que puede ser perfectamente atribuida en el tiempo.


La ruta de Harán, la patria de los patriarcas, hacia la tierra de Canaán se extiende por más de 1000 kilómetros en dirección sud. Descendiendo a lo largo del río Belikh, se alcanza el Eufrates, desde donde, por un camino caravanero milenario a través del oasis de Palmira, la bíblica Tadmor, se llega a Damasco y, desde aquí, girando hacia el sud-oeste, al lago de Genezaret. Es una de las grandes vías comerciales que desde tiempos inme-moriales conducen del Eufrates al Jordán, desde los reinos de la Mesopo-tamia hacia las ciudades fenicias del Mediterráneo y hacia el lejano Egipto.
Hoy, para recorrer el itinerario de Abraham se necesitan cuatro visas:
7 Para Turquía, donde está Harán
7 Para Siria, pasando por Damasco entre el Eufrates y el Jordán
7 Para Jordania
7 Para Israel que ocupa el antiguo Canaán.
La antiquísima ciudad de Damasco, con sus mezquitas y los restos de las construcciones romanas, está situada en medio de una vasta y fértil llanura que cada primavera, en los innumerables jardines y a lo largo de los bordes de los campos cercanos a sus muros es todo florecer de damascos y almendros de color rosado. Campos ubérrimos se alternan con olivares y amplias plantaciones de moreras. Sobre esta llanura se alza el célebre Hermón, con sus 2750 metros, de cuyo lado sur brotan las aguas del Jordán. Este monte, que domina los dos países, visible a gran distancia, parece que ha sido puesto por la naturaleza como piedra divisoria entre Siria y Palestina.
Continuando por la ruta hacia el sud se llega a un puente, bajo cuyo arco se escurren las aguas de un estrecho y rápido río: el Jordán, lo que significa haber llegado a Palestina en Israel. Diez kilómetros más adelante se llega al lago de Genezaret, en el cual desde una barca predicó Jesús en cercanías del pueblito de Capernaúm. Dos milenios antes pastaban sobre estas orillas los rebaños de Abram, dado que viniendo desde la Mesopotamia hacia Canaán se pasaba delante del lago de Genezaret, también llamado Mar de Galilea o Lago Tiberíades.
Canaán es la estrecha y montañosa franja de tierra comprendida entre la costa del Mediterráneo hasta los márgenes del desierto, y significa "país de la púrpura", porque desde tiempos remotos sus habitantes extraían de un caracol marino un famoso colorante muy usado en el mundo antiguo: la púrpura.
Canaán es además la cuna de dos cosas cuyos efectos fueron trascen-dentales para el mundo: la palabra "biblia" y nuestro alfabeto. Una ciudad fenicia dió su nombre a la palabra griega que significa "libro": de Biblo, la ciudad marítima de Canaán, derivó «biblion" y luego "Biblia". En el siglo IX A.C. los griegos tomaron de Canaán las letras de nuestro alfabeto.
La parte del país que debía transfor-marse en patria del pueblo de Israel fue bautizada por los romanos con el nombre de sus más acérrimos enemigos: "Palestina", que deriva de "Palishtim", que es el nombre con que eran llamados los filisteos en el Antiguo Testamento.
Hacia 1850 A.C., es decir a mediados de la época de los patriarcas, Canaán estaba a manos de Egipto, o sea sometido a la soberanía de los faraones. De esa época el mundo posee un documento único, una verdadera joya de la literatura antigua. El autor es un cierto Sinuhe, un noble de la corte que es envuelto en una intriga política, y al temer por su vida, emigra a Canaán consiguiendo pasar clandestinamente la gran muralla que los faraones habían construido para evitar que los asiáticos entraran en Egipto. Esta es la muralla que los hijos de Israel atravesaron no pocas veces y es muy probable que el primero haya sigo Abraham cuando, durante una carestía, se dirigió a Egipto, según Génesis 12:10.
Sinuhe no sólo cuenta en detalle su vida en Canaán; como se enriqueció gracias al apoyo de un príncipe nómade que lo había conocido en Egipto y como, luego de un cierto tiempo vuelve a Egipto llamado por el mismo faraón, donde es recibido con gran alegría para vivir allí hasta el fin de sus días.
Lo curioso es que de esta narración de Sinuhe se halló no uno sino varios ejemplares: algo así como el primer "best-seller" del mundo y referido precisamente a Canaán. El relato de Sinuhe sobre Canaán es verídico del tiempo en que allí llegó Abraham. Por otra parte, los textos en jeroglíficos sobre las campañas bélicas egipcias no sólo concuerdan con la narrativa de Sinuhe sino que se repiten también en algunos versículos bíblicos. Así en Deut. 8: 7-8 se lee: "Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel".
La descripción que hace Sinuhe de su vida entre los amorreos, bajo tiendas circundadas de sus rebaños y sometido a continuas luchas con los prepotentes beduinos que deben alejar de sus pasturas y pozos de agua, corresponde exactamente a la narración bíblica de la vida de los patriarcas. También Abraham y su hijo Isaac deben luchar por sus pozos, según Ge, 21: 25 y 26: 15
En el corazón de Samaria se extiende un valle amplio y llano en el cual, en la base del monte Garizim fueron encontradas las ruinas de Siquem. Desde tiempos remotísimos en la llanura de Siquem existen dos pasos: uno conduce al rico valle del Jordán; el otro atraviesa las solitarias alturas, corre al sud hasta Betel, y más allá de Jerusalén desciende hasta el Néguev, el país del Mediodía de la Biblia. Quien sigue este camino encuentra pocos habitantes en la región colinosa central de Samaria y de Judea: Siquen, Betel, Jerusalén y Hebrón. Quien elige el camino más cómodo, encuentra las ciudades mayores y las fortificaciones más im-portantes de los cananeos en los óptimos valles de la llanura de Jezrael, en el fértil litoral delante de la Judea y entre la rica vegetación del valle del Jordán.
Abraham eligió para su primer viaje exploratorio en Palestina el camino fatigoso y solitario que a través de las alturas se dirige al sud. Aquí las boscosas pendientes de las montañas proveían albergue y refugio y abundantes pastos para sus rebaños en los claros. Más tarde los mismos senderos fueron recorridos muchas veces en los dos sentidos por él y su familia, como también por los demás patriarcas. Aunque los fecundos valles de la llanura lo atrajeran fuertemente, Abraham prefirió tener el pie sobre la montaña, ya que en caso de un encuentro, sus arcos y sus hondas no habrían podido competir con las espadas y lanzas de los cananeos. Por eso Abraham no se atrevió a abandonar las montañas.


Adaptado y traducido por el Editor.

jueves, 22 de marzo de 2012

Tiempo de Semana Santa



«...y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: ¡Gloria al hijo del Rey David!¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Gloria en las alturas!”.Mateo 21:9
------------------------------------


Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dió a los discípulos, diciendo: «coman, esto es mi cuerpo». Luego tomó en sus manos una copa y , habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, diciendo: «beban todos Uds. de esta copa...»

Mateo 26: 26 y 27


LAS SIETE PALABRAS DE JESUS
1.- «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». (Lc.23:34).
Una última oración de intercesión eleva Jesús, y la hace para pedir por sus adversarios. Éstos representan el poder injusto que hace todo lo que puede para sacarse de encima al representante de Dios, representante de la verdadera justicia y la misericordia. Cuando una persona es transparente y canta la justa, hay quienes se molestan y buscan ganar por todos los medios posibles. Pero Jesús perdona; sin fuerzas físicas, tiene aún su poder espiritual para utilizarlo a favor de quienes lo tomaron como enemigo público número uno.

2.- «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc.23:43)
Un compañero de condena reconoce que vivió equivocado, y reconoce en Jesús a quien trae el Reino de Dios. Como a Jesús, al mal viviente también le quedan pocas horas de vida, pero quiere reconciliarse con Dios. Necesita reconciliarse con la vida, consigo mismo y morir en paz. Su pasado fue trágico; lo es su presente en la cruz… pero le pide a Jesús que se acuerde de él en su Reino. Jesús lo tranquiliza, lo consuela y le transmite paz con muy pocas palabras. Más allá de las palabras y de la cruz está Dios recibiendo a Jesús y a quienes pusieron su confianza en Él.

3.- «Mujer, he ahí tu hijo… he ahí tu madre» (Jn.19:27)
Hay que recomponer la vida familiar. Faltará Jesús pero un amigo en común servirá de apoyo a María, quien ya para entonces era viuda. El ministerio humano de Jesús en el mundo llega a su fin, pero la vida debe continuar para los que quedan. Se hablará de Jesús y mucho. Si durante el ministerio de Jesús los lazos familiares de los discípulos y del propio Jesús fueron más espaciados que lo normal porque había que anunciar el Reino de Dios y su justicia, después de los eventos de Pascua habrá que seguir anunciando el Reino y a Cristo… y las familias seguirán existiendo. Por eso Jesús se preocupa por su madre y por un amigo, a fin de que ambos se acompañen mutuamente.

4.- «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mrc.15:33)
Jesús sufre y ora, y se dirige a Dios con el Salmo 22. Tanta prueba, injusticia y dolor penetran su cuerpo y su alma. Ora recordando una oración bíblica, ora desde su cruz, ora no entendiendo por qué le tiene que pasar eso. Pero no quiere una explicación racional (¿para qué?). Necesita la compañía de Dios y de sus seguidores, y necesita sentirla bien cerca, tan cerca y pegada a Él como su propia cruz. Lleva a la muerte un sufrimiento indescriptible, pero también una oración en sus labios.

5.- «Tengo sed» (Jn.19:28)
Las limitaciones de Jesús, como persona humana que era, también se muestran en la cruz. Sufre porque sufren su cuerpo y su alma. Experimenta la debilidad física de quien está asumiendo un suplicio a la vez físico y espiritual. Como tantas personas… Recibe un poco de vinagre como medicina paliativa en su fase terminal.

6.- «Consumado es» (Jn.19:30)
Misión cumplida: lo que tenía que hacer lo hizo; lo que tenía que decir lo dijo. Cumplió con Dios y su mandato de anunciar y comprometerse por el Reino solidario, el Reino de la justicia, el Reino de la paz. Anunció la liberación de la opresión y liberó. Anunció el amor de Dios y amó. Anunció el perdón de Dios y perdonó. Anunció un nuevo tiempo de gracia y libertad y se dio gratuitamente para que seamos libres. Anunció la paz, trabajó y murió por ella. Anunció la justicia de Dios para los pobres y, en la cruz, sufrió en carne propia la injusticia humana. Pero su mensaje, su vida y su entrega en la cruz no quedaron archivados en la noche de los tiempos. Cumplió, se comprometió hasta lo último y así nació la Iglesia… desde el compromiso de Jesús con los pobres, las mujeres, los niños, los enfermos, los injustamente postergados, los marginados, los que no tenían los privilegios de los poderosos, los perdidos… Como crucificado, Jesús asume la muerte de las personas más bajas de la escala social. Muerte indigna e infame, el peor castigo posible en su tiempo. Pero Jesús cumplió y su cruz es la marca de su compromiso total por la misericordia y la justicia del Reino de Dios.

7.- «Padre: en tus manos encomiendo mi Espíritu» (Lc.23:46)
Cuando los discípulos estén encerrados por temor a las persecuciones de los principales líderes judíos, Jesús resucitado les dará su Espíritu. Se los dará para que tomen valor, afirmen su voluntad para anunciarlo en el mundo y se convenzan, definitivamente, de que vale la pena seguir al Cristo viviente.
Recibirán coraje porque Jesús lo tuvo. Recibirán poder porque Jesús venció a la muerte. Podrán ser libres porque Jesús lo fue. Podrán ser justos porque Jesús abrazó siempre la justicia y la dignidad. Podrán ser auténticos porque Jesús jugó con la verdad, no con las mentiras o la corrupción o los engaños, ni las segundas intenciones. Podrán ser solidarios porque tienen como referencia la fuerza del amor de Jesús. Podrán ser realistas porque hay una cruz que llevar (el compromiso personal por Cristo en un mundo muchas veces contra Cristo y su Reino). Pero también vivirán de la esperanza porque no caminan tras una ilusión sino empujados por el Señor resucitado.
Si somos discípulos/as de Jesús, no habrá cruz que quede como realidad y palabra definitiva: viene un resplandor de eternidad que se posa en nuestro corazón y nos ilumina desde bien adentro. Resplandor del Resucitado.

Álvaro Michelin Salomon

martes, 13 de marzo de 2012

Del 5 al 8 de febrero se realizó la XLIX asamblea sinodal de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, en San Gustavo, Entre Ríos, Argentina, bajo el lema: «Quien tenga sed, venga y beba gratuitamente del agua de la vida» Ap. 22:17.

Queremos compartir con Uds. (en forma extractada) el pensamiento del Moderador de Mesa Valdense, recomendado como lectura y análisis introductorios a los trabajos sinodales.

«Había una vez un barco de buena madera, macizo y sobrio. Sin artesanados primorosos ni decorados ostentosos. Viejo, añoso, centenario, pero altivo y orgulloso de sus hazañas. Sus marineros lo cuidaban, lo mantenían limpio. Un calabrote grueso lo anclaba firmemente al muelle de los recuerdos, pero además cientos de cabos lo ataban al mismo muelle formando una gran telaraña. El muelle, por otra parte estaba lleno de tesoros, estibas con páginas de gloria, fardos de coraje y pasión, montañas de celo evangélico, barriles colmados de paciencia divina, barricas enteras llenas de amargas miserias y miedos a tinieblas y demonios.
Muchas cosas rodeaban ese puerto prolijo con una aduana eficiente y un registro minucioso. El barco estaba preparado, pero sus marineros no miraban el horizonte, pues estaban muy atareados cada uno en su puesto, cuidando su camarote, su porción de cuerda o su aparejo preferido. En eso estaban cuando de lo alto de un cerro vieron una nube de polvo que descendía hacia ellos. ¿Qué es eso que viene? se dijeron unos a otros. «Viene el capitán» dijo el vigía, y en menos que canta un gallo el capitán estuvo allí y de un brinco saltó a bordo mirando a cada uno de sus marineros y observando todo: muelle, rostros, jarcias, los depósitos de agua… «Huele a pez» dijo; -Si mi capitán, lo tenemos bien calafateado, ni una gota de agua entrará en este barco. «¿y las velas como están?», -impecables, todo está en orden capitán-. Muy bien, dijo el capitán, mirando el horizonte, entonces: «vamos a zarpar!».
Nadie habló por un rato, el silencio gritaba, hasta que un marinero se animó a decir: disculpe, pero es que este barco está un poco viejo ¿no será peligroso?, hace tiempo que no navega…. y todos los tesoros que están en tierra no caben, tendremos que dejarlos…
El capitán miró a cada uno y les dijo: «vine aquí a navegar, tengo un viaje que emprender, una misión que cumplir, ustedes son mis amigos, mis compañeros, los necesito; juntos hicimos este barco para hacer esta travesía, pero aquí, amarrado a los recuerdos de viejas hazañas no sirve para nada, así que decidan si vienen conmigo, de lo contrario me iré como vine, a buscar otros barcos o a construir balsas o canoas, pero seguro me iré».
Ante la inmovilidad de todos, el grumete, un adolescente, cortó el calabrote principal.. y la pesada nave cabeceó y despegó su quilla de la arena. Todos se agarraron del cordaje y las balaustradas porque estaban desacostumbrados a navegar.. «todavía está pesado» exclamó el capitán «tiren al agua esos cañones, no los precisamos! «tiren al agua esas cajas que guardan rencores, son pesadas como plomo!» «y esos barriles llenos de ácido de críticas impiadosas y destructivas también» esperen! no los tiren que no quiero contaminar el mar!! Mejor déjenlos en tierra bien resguardado en el archivo del olvido».
¿Para que son estas cosas? preguntaron blandiendo un remo y un salvavidas: «para cuándo tengamos viento en contra… y para cuando tengamos que rescatar náufragos» apronten todos los que encuentres porque vamos a necesitar muchos…contestó el capitán; y volviendo el rostro al cielo ordenó: «desplieguen las velas, el viento es favorable».
Allá en la proa un viejecito comenzó a cantar con voz cascada pero tintineante de alegría «partirá, la nave partirá…» poco a poco otros se le unieron y al rato un coro de voces vibraba por doquier, mientras ligera y resuelta, la nave viraba en busca de su mejor destino.
Ptr. Marcelo Nicolau

--------------------------------------
Algunas impresiones personales.
Esta asamblea, que es el órgano máximo de decisión de la Iglesia Valdense, se reúne anualmente para construir lineamientos que orientan su organización institucional y su vida de Fe; y congrega a más de un centenar de personas, entre delegados de comunidades, visitantes y representantes de iglesias de otras denominaciones.
Este año estuvieron presentes la vicemoderadora de la Unión de Iglesias Valdense y Metodista en Italia, Daniela Manfrini y la estudiante para diaconisa Nataly Plavan; representantes de la Sociedad Valdense Norteamericana (AWS), de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, de la Acción Apostólica Común (comunidad Toba), de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, de la Iglesia Presbiteriana Independiente del Brasil, de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos (PCUSA), de la Iglesia Reformada de la Argentina, de la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina, de la Eglise Francaise de Saint-Gall, Suiza, del Cantón de los Grisones, Suiza, de la Comunidad de Iglesias en Misión (CEVAA) y, hermanos de la República de Paraguay.
Con un clima tórrido, que no refrescó a pesar de algunas lluvias, fuimos recibidos, atendidos y «mimados» por una comunidad comprometida a la que no se les escapó ningún detalle. Desde niños alegres y serviciales, jóvenes y adultos trabajaron sin descanso en organizados grupos diarios para brindar alojamiento, comidas y atención a los visitantes... lo que muestra a personas comprometidas, pero que sobre todo... tendrán recambio generacional.
El día 5 comenzó con un culto de bienvenida y a la tarde un acto de conmemoración por los 40 años de la Comunidad de Iglesias en Misión (CEVAA), cerrando el día con música a cargo de un cantautor de la provincia de Misiones.
Los devocionales diarios (creativos y dinámicos) estuvieron a cargo de tres estudiantes de teología, cuyos mensajes predisponían positivamente a comenzar la jornada. Se trabajó en seis áreas: Desarrollo Institucional, Capacitación, Comunicación, Fortalecimiento de comunidades y Liderazgo, Diaconía y Mayordomía.
Esta última área, de la que formé parte, es siempre complicada porque debe analizar y recomendar acciones tendientes a equiparar presupuestos, tarea difícil dada la complejidad de la Institución. Formar parte de dos países con expectativas macro-micro económicas diferentes, complican bastante a la hora de balancear ingresos y egresos . Se recomendó a la Administración Central, estudiar la viabilidad de separar ambas administraciones y que éstas se integren con profesionales de cada país; sin olvidar que formamos un solo cuerpo.
Otro tema muy complicado y al que debe darse prioridad, es la falta de reconocimiento legal como Iglesia Valdense por las autoridades argentinas; un tema de larga data, sin soluciones en lo inmediato de acuerdo a lo informado por el propio Moderador.
Los delegados de cada comunidad trajeron para compartir, la alegría por haber cumplido - no sin grandes esfuerzos- con las metas financieras autopropuestas el año anterior, a pesar de lo cual...se deberá seguir «remando» con poco viento, esperanzados y confiados en «nuestro gran capitán».
En el plenario del día martes cada comisión compartió sus análisis y conclusiones recomendando distintos actos sinodales.
La comisión de Diaconía viene sufriendo inconvenientes para su integración, debido fundamentalmente a la complejidad de los temas a resolver. Basta saber que la Administración Central debe velar por el buen funcionamiento de Obras de Servicio e Instituciones que involucran a más de 200 personas … la mayoría de ellas en Uruguay.
El área de Capacitación recomienda diseñar una política de capacitación y acompañamiento general que involucre a niños, adolescentes, y laicos en general para poder desempeñar las diferentes gestiones, servicios y representaciones que se espera de las comunidades.
Se da mandato sinodal para la creación de una secretaría de comunicaciones integrada por profesionales en el área, que ayude a visibilizar el accionar de la Iglesia Valdense tanto en lo interno como externamente.
El miércoles -último día- tiene una dinámica distinta: cada uno/a ejercemos nuestro derecho a elegir democráticamente a quienes por un año regirán los destinos de la Institución Iglesia Valdense y además, y no menos importante, nos representarán internamente y en el exterior.
En su totalidad - a excepción de un miembro que declinó ser re-electo, por temas personales- fue ron elegidos los mismos integrantes del año anterior; quedando conformada de esta manera: Moderador: Ptr. Marcelo Nicolau; Sra. Mabel Gonnet; Sra. Silvia Benech; Ptr. Alvaro Michelín Salomón; Sr. Mario Genre Bert. suplentes: Juan David Planchón y Ptr. Ariel Charbonnier.
Para cerrar estas jornadas.... calurosas!!!! el Pastor Alvaro Michelin nos guió en un breve culto final (ya era muy tarde y nos esperaban muchos kms hasta nuestros hogares!!) donde nos dimos tiempo para cantar alabanzas, en agradecimiento al Dios de la Vida por acompañarnos en todo momento, permitiéndonos trabajar unidos y en comunión.

Para mi fue una experiencia enriquecedora desde lo institucional hasta lo humano.

Próximo Sínodo: 3 al 6 de febrero 2013, Parque XVII de Febrero, Colonia Valdense, Uruguay.