viernes, 14 de noviembre de 2008

NO SE PUEDE HACER FELICES A TODOS

Un padre y su hijo fueron al mercado a comprar un asno. Después de largo rato de selección y regateo, por fin encontraron el más adecuado. Pusieron un cabestro en su cuello y empezaron a caminar a la casa, primero el padre, luego su hijo, y detrás el asno.
Caminaron juntos un rato, cuando se encontraron con un grupo de hombres, conversando entre sí, y escucharon sus comen­tarios: - "¡Que locos son! ¡Compraron un asno y ni lo aprovechan! Regresan caminando, en vez de montar sobre él".

Al escuchar esto, el padre y el hijo se sentaron sobre el animal.

Más adelante, había otro grupo de gente que los miraron y comentaron: - "¡Que crueles que son estos dos! Están sentados los dos sobre el pobre asno. ¡Lo van a matar!"

- Muy avergonzados, el padre se bajó del asno y dejó solo al hijo, montándolo.

Al seguir el viaje, otro grupo de personas dijeron: - "¡Que mal educado es el muchacho! ¡No tiene respeto para los mayores! El anda en el asno y deja, que su padre vaya a pie". - El hijo, avergonzado, bajó y ofreció su lugar al padre.

Luego pasaron cerca de un pozo, donde se encontraba un grupo de mujeres que estaban conversando, que comentaron: - "¡Que poca compasión tiene el viejo! Durante todo el camino ha ido sentado en el asno, y deja a su hijo que ande a pie. Seguramente debe estar muy cansado".

Por fin, para poder complacer a todos, entre los dos cargaron el asno sobre sus espaldas, y así llegaron hasta la casa.