miércoles, 20 de agosto de 2014


«Hoy» es un don de Dios”

Este día pertenece a Dios, te lo da, vive el día de hoy, Dios te lo da, está en ti, vive en Él.

El día de mañana pertenece a Dios, no te pertenece.

No pongas sobre el mañana la preocupación de hoy, el mañana pertenece a Dios, déjaselo.

El momento presente es una frágil pasarela, si la cargas de los pesares de ayer o de las preocupaciones de mañana, la pasarela cede y te hundes.

El pasado, Dios te lo perdona, el futuro, Dios te lo da, vive el día de hoy en comunión con Él.

(V. Schmid)

FIESTA DE LA FRATERNIDAD VALDENSE

En el siglo diecinueve, en Italia, se conmemoraba el 15 de agosto el día de la virgen María, por lo cual era una festividad nacional.
Desde mediados de ese siglo, las comunidades valdenses alpinas de la región del Piamonte, Italia, coincidentemente empezaron a reunirse ese día, con encuentros que fueron un motivo de resistencia, porque les estaba prohibido trabajar, aún en sus propios campos. Poco a poco esos encuentros fueron adquiriendo mayor entidad, hasta hacerse multitudinarios. En los Valles alpinos, aún hoy, es una jornada al aire libre, y dada la benignidad del clima veraniego -hemisferio norte- se realiza una caminata y concentración de todas las comunidades en algún punto de la montaña, lugar que cambia año a año. La celebración consiste en una reflexión bíblico teológica y predicación, cantos, exposición por distintos oradores de temas de la vida y la misión de la Iglesia en la región y en el mundo. Es un tiempo de caminata, reflexión y canto y especialmente de confraternización social entre comunidades y familias. Siempre se reciben a delegaciones de valdenses y amigos de otros países.
Oficialmente y por resolución del Sínodo, las comunidades Valdenses de Italia establecieron en 1949, la celebración del “Día de la Fraternidad Valdense”, el 15 de agosto de cada año. El Sínodo de las comunidades Valdenses en Uruguay y Argentina, realizado en 1950, ratificó esa decisión sobre este encuentro.

El Día de la Fraternidad Valdense es un tiempo en que los valdenses comparten como comunidades, pero abierto a toda la población, donde se resignifica su memoria, su fe, su comida y su cultura en general. En nuestra región las comunidades suelen trasladarlo al domingo más cercano al 15 de agosto.

Fuente: Iglesia Colonia Valdense.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
... Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
«¡ Paz a ustedes!»
... y sopló sobre ellos, y les dijo: «reciban el Espíritu Santo»
(Juan 20: 19 b y 22 a)

 
ANALISIS y REFLEXION de: Juan 20:19-23

El denominado "Pentecostés juanino" enlaza la crucifixión y la resurrección de Jesús con la donación de su Espíritu a los discípulos. Estamos ubicados el mismo día de Pascua, "cuando llegó la noche de aquel día, el primero de la semana" (Jn.20:19a). Se supone, por el contexto, que los discípulos están en Jerusalén. Veamos algunos énfasis del relato.

* Los discípulos están encerrados por miedo de los judíos. Esto puede tener dos connotaciones: por un lado, la historia original de esos días de Pascua en los cuales ocurrieron acontecimientos que conmocionaron la ciudad, habida cuenta de las opiniones divididas en torno de la persona de Jesús. Por otro lado, esta apreciación ("por miedo a los judíos") puede estar reflejando la ruptura entre el movimiento cristiano y los judíos hacia fines del Siglo I. Sea como fuere, el hecho es que el temor se apodera de los seguidores de Jesús, algo que también se da en las mujeres que van al sepulcro el día de Pascua (véase Mc.1:8ss).

El encierro físico puede simbolizar el encierro espiritual. La muerte de Jesús conduce a muchos al aislamiento. Un drama imprevisto, una catástrofe, un sacudón emocional, pueden provocar actitudes "defensivas" frente a la "agresión" psíquica externa y conducir a un repliegue de la persona o de un grupo. Si ese repliegue se prolonga mucho tiempo, la persona o el grupo continúan viviendo en un duelo permanente. Los psicólogos hablan de la "elaboración del duelo", es decir, del tiempo necesario que se necesita para recuperarse de un dolor profundo.

* "Llegó Jesús y, puesto en medio, les dijo... "Faltaban Judas y Tomás (cf.Jn.20:24). El misterio de Pascua está obrando. El Resucitado trasciende las barreras naturales y físicas de nuestra condición humana y de nuestro mundo. El evangelista no explica cómo pudo entrar Jesús en el recinto cerrado. Lo importante es que se hace presente entre los suyos. Se trata de la nueva presencia de Jesús, que hace posible un cambio real para los discípulos. Estos habían seguido a Jesús; Jesús no abandona a los suyos, aunque la tragedia más extrema y la separación más dolorosa sacudan los cimientos de la existencia. Llega Jesús para hablar a los suyos y encomendarles una misión. Y misión es apertura y comunicación.

* "¡Paz a vosotros!". Antes había dicho: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo." (Jn.14:27). Jesús da la paz porque es la paz. Pero no es la pax romana del Imperio que somete por las armas, los soldados y el sometimiento de varios millones de esclavos (se calcula que había unos 3 millones de esclavos sólo en Italia en el tiempo del emperador Octavio Augusto). Jesús es la paz atravesada por la cruz, y en ella está su gloria.

El saludo de paz del Resucitado es, a la vez, la confirmación a los discípulos de que la misión de Jesús continúa. Ahora será llevada adelante por sus seguidores, mientras tanto salgan de su encierro. No les promete un futuro color de rosa, pues ya les había advertido: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo." (Jn.16:33). Jesús ha vencido al mundo del Imperio Romano, al mundo de los soberbios, al mundo de los que buscan preservar a toda costa sus puestos de poder y privilegio. La resurrección del Señor hace de Jesús el Emperador de los creyentes, reinando mediante la paz de Dios entre aquellos que, para el mundo, pueden representar lo despreciable y secundario. La cruz que pueda imponer el mundo puede ser superada: Jesús lo demostró.

* Las manos y el costado de Jesús resucitado operan como muestra y prueba de su presencia. El verbo griego déiknumi significa "mostrar, señalar; revelar; explicar; probar". Un momento similar a éste será crucial para Tomás ocho días después (Jn.20:26ss). Jesús resucitado no es un fantasma o un alma errante: es cuerpo y espíritu, es El mismo (cf. la teología paulina de la resurrección de los cuerpos en I Cor.15).

* "¡Paz a vosotros!: como me envió el Padre, así también yo os envío". (Jn.20:21b-c). Jesús repite el saludo y exhorta a la misión. El Padre envió a Jesús al mundo; ahora Jesús envía a sus discípulos al mundo (cf.3:17; 17:8,18,21,23,25). El verbo apostelo aparece 28 veces en el Evangelio de Juan, y 131 veces en todo el Nuevo Testamento. Los discípulos no pertenecen al mundo pero son enviados a él. El mundo debe creer, y para ello se impone como una señal fundamental la unidad de los cristianos. Jesús vino al mundo para salvarlo, no para juzgarlo irremediablemente por sus pecados. Jesús ha sido la proyección del Padre en este mundo, en la piel de un ser humano: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre." (Jn.1:14). El mensaje de Dios se encarnó entre nosotros, se hizo persona humana, hasta el punto de experimentar la crucifixión.

En ese sentido, la encarnación de Dios en Jesús es el símbolo y referencia fundamental de la encarnación de los discípulos en su acción misionera en el mundo. Dios se ha identificado con la humanidad y se ha aproximado a ella hasta convivir como una persona de nosotros. En eso consistió precisamente su gloria y en esa condición residió la verdad de vida de Jesús. Dios ama a este mundo. Y el Resucitado no saca a los suyos de la sociedad, pues la misión se va a desarrollar en el ámbito mismo donde un imperio político, económico y social gobierna los destinos y las cruces de millones de personas.

* "Y al decir esto, sopló y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo...»" (Jn.20:22). Cuando Jesús muere en la cruz, dice el evangelista Juan que Jesús expresó: "¡Consumado es! [o: "todo está cumplido"]. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu." (Jn.20:30). Ahora, como Resucitado, Jesús entrega su Espíritu a los suyos, ya no como señal de muerte sino como señal de vida nueva. Proyecta en ellos la misión que El había empezado. Sin el Espíritu de Cristo, la misión de Cristo a cargo de sus seguidores se vuelve imposible de cumplir. Después de la partida del Señor será el Espíritu su sustituto (cf.14:16s; 16:7). El Espíritu es el Consolador o Abogado defensor (Jn.14:16s,26; 15:26; 16:7) en un mundo amenazante, problemático, difícil para las primeras generaciones de cristianos.

El que crea en Jesús será como un manantial de agua viva (cf.Jn.7:37ss), ya que su Espíritu viene con la fe. Hay una misión del Espíritu: a) referida a Jesús, "El os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho" (14:26b); "El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo haré saber." (16:14).- b) Referida a los discípulos y a los creyentes en general: "El dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio" (15:26c-27).- c) En relación con el mundo: "Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (16:8).

* "A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos." (20:23). Así de tremendos son el desafío y la responsabilidad de la comunidad cristiana. La comunicación de esta exhortación o imperativo tendrá su proyección en la constitución de la iglesia institucional. En Mt.16:19, las palabras de Jesús están dirigidas a Pedro de manera personal; en Mt.18:18ss, a la comunidad de los discípulos, así como en Jn.20:22.

La vida necesita constantemente del juicio y del perdón, de la crítica y la reconciliación. El Espíritu de Cristo deja al descubierto los pecados que se oponen al movimiento de Cristo, las injusticias del mundo y el juicio del "Príncipe de este mundo" (cf.Jn.16:8ss). Los seguidores de Jesús deben discernir con precisión las diferencias entre el mundo del pecado y el mundo de Cristo. El perdón o el juicio que se ofrecen no serán el fruto de una decisión individual sino la consecuencia de una resolución madura y tomada en comunidad. Por eso mismo Jesús ora en favor de la unidad de los suyos y que el amor del Padre permanezca en ellos (Jn.17). Si hay amor y unidad, las decisiones importantes a tomar serán resueltas con mayor facilidad y en un clima de fraternidad.

Las presentes palabras de Jesús resucitado ya presuponen la existencia de conflictos reales en el cristianismo primitivo, tanto interiormente como en relación con la vida "exterior".

Asimismo, la exhortación tan delicada e importante que El dirige, supone la prolongación de la historia del mundo y la misión continuada de la iglesia en la sociedad.
 

Álvaro Michelin Salomon

(Tomado de: A. Michelin Salomon, con la colaboración de Wilma Rommel: “Estudios Bíblicos para caminar con el Pueblo de Dios – Nuevo Testamento”, C. Valdense, Uruguay, Ed. de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, 2004, pp.125-128).
 
 
 
“El amor es la mayor fuerza terapéutica que existe; es la mayor contribución de la iglesia a la salud mental de la Humanidad, junto al perdón de Dios y el nuestro”
J. León.
 

 

LA BIBLIA TENÍA RAZON....

«Aconteció después de la  muerte de Moisés,
siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés,
diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto:
ahora pues levántate y pasa este Jordán,
tú y todo tu pueblo, a la tierra que yo les doy
a los hijos de Israel» ( Jos. 1: 1-2).
En el tiempo en que Israel, delante del Jordán, está por entrar en la Tierra Prometida, sobre el Mediterráneo va madurando la suerte de Troya: dentro de poco la soberbia roca del rey Príamo tendrá sus días contados ya que en Grecia los héroes de Homero, Aquiles, Agamenón y Ulises se están armando. Nos estamos acercando al año 1200 a.C., e Israel no podía elegir un momento más oportuno para ocupar Canaán. De Egipto no cabía esperar peligro alguno, puesto que este país, luego de dos milenios de esplendor se ha vuelto políticamente débil y su potencia se va esfumando a ojos vista. Por lo que hace a Canaán propiamente dicho, dividido en pequeños reinos y principados y explotado por una corrupta política de ocupación por parte de Egipto, también vive un momento de gran debilidad.
Después de liberarse de los hicksos hacia el 1550 a.C., la Palestina quedó ininterrumpidamente convertida en provincia egipcia, y el sistema feudal bajo el dominio hickso fue sustituido por el simple ordenamiento patriarcal vigente en las ciudades en tiempos de Abraham. Bajo un grupo de señores aristocráticos que gobernaban despóticamente, el pueblo fue siendo despojado de derechos y reducido a la condición de plebe, sistema feudal que Egipto dejó subsistir siempre y cuando los tributos fuesen religiosamente pagados.
 
«Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hacia el Jordán… hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán en seco… y el pueblo subió del Jordán y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó» (Jos. 3: 1 y 17 y 4: 19).
 
Hoy hay un puente para atravesar el río que es muy estrecho y desde tiempos remotos tiene muchos puntos en los cuales se lo puede vadear. Cuando Israel alcanza el Jordán, el río está en plena crecida, como consecuencia del deshielo de la  nieve del monte Hermón (Jos. 3: 15-17), pero no es infrecuente presenciar el estancamiento de sus aguas, dejando seco el curso inferior debido a movimientos telúricos. El último conocido es del año 1927, pero se recuerdan otros en 1924 y 1906. Inscripciones árabes mencionan otro hecho similar del año 1267.
 

«Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro de se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante y la tomaron. Y consumieron con fuego la ciudad y todo lo que en ella había (Jos. 6: 20 y 24).


La lucha de Josué para apoderarse de Jericó ha hecho célebre esta ciudad. Hoy son los hombres de ciencia que luchan en ella con palas, picos y tablas cronológicas. Josué la conquistó en siete días pero los estudios arqueológicos se está prolongando por más de 50 años. Mas allá de lo que fue la fortaleza bíblica, bajo los estratos de la edad del bronce duermen testimonios de la edad de piedra. Las casas más antiguas de Jericó tienen siete mil años y tienen  muros circulares semejantes a las tiendas de los nómades. El arte de la cerámica era desconocido para sus habitantes y sus muros fueron puestos al descubierto recién en 1953 con la idea que «Jericó pueda  jactarse de ser la ciudad más antigua del mundo». Un poco al norte de lo que fue  la ciudad, bajo una colina de restos, entre 1907 y 1909, se descubrieron dos murallas fortificadas dispuestas concéntricamente. Una interna situada a lo  largo de la cresta de la colina y otra externa al pie de la colina. Lo extraordinario es que la interna, construida con ladrillos secados al sol, estaba formada por dos muros paralelos separados por unos 3 a 4 metros, el más interno de los cuales tiene un espesor de tres metros y medio en toda su longitud. La muralla externa, es un muro con sólidos cimientos de unos dos metros de ancho y una altura de 8 a 10 mts., el más interno de los cuales tiene un espesor de tres metros y medio en toda su longitud. Tales eran los famosos muros de Jericó!!!. Luego de no pocas disgresiones, los arqueólogos legan a  la conclusión que el bastión externo se derrumbó hacia el 1200 a.C. o sea en tiempos de Josué. El jefe de una nueva expedición, en 1930 se expresa sobre la destrucción de la fortificación que formaba parte de la doble muralla interna: «El espacio entre los dos muros está lleno de restos y escombros, con trazas evidentes de un gran incendio, masas compactas de ladrillos ennegrecidos, piedras rajadas, madera carbonizada y cenizas. Las casas a lo largo de la muralla han sido destruidas por el fuego hasta los cimientos, y los techos han caído sobre los muebles y utensilios domésticos.

Para este arqueólogo la muralla interna era la más nueva, siendo la que destruyó Israel alrededor del 1400 a.C. En cambio Vincent, uno de los excavadores de Jerusalén, considera que  la destrucción de Jericó tuvo lugar entre los años 1225-1200 a.C.

Un hecho curioso en las excavaciones de Jericó muestran que las casas destruidas estaban vacías y no hay fragmentos de cerámica. Por lo tanto queda todavía mucho por dilucidar, entre otras cosas ¿Qué fue lo que provocó el derrumbe de las  murallas?.

Al examinar las piedras del bastión, el arqueólogo Garstamg observó algo singular: las piedras del bastión externo habían caído hacia afuera a lo largo de la pendiente, mientras que aquellas de la muralla interna que bordea la cresta de la colina, habían caído exactamente en sentido opuesto, o sea hacia el interior y habían sepultado las casas situadas detrás. Además, los muros presentaban numerosas y grandes fisuras y grietas, lo cual lo llevó a concluir que había habido un terremoto muy  destructor en la ciudad. Los modernos estudios y mapas geofísicos muestran que Jericó se encuentra en una zona fuertemente sujeta a terremotos y temblores que atraviesan Asia, pasando por el Himalaya y el Tibet.

Jericó fue la primera plaza fuerte de la Tierra Prometida. Los arqueólogos también pudieron establecer el sucesivo camino de los israelitas hacia Canaán. A unos 20 kms. de Hebrón se encuentra Dabir, que dominaba el Neguev y cuyas excavaciones en 1926 mostraron restos y cenizas provenientes del siglo XIII a.C. que corresponde a lo escrito en Jos. 10: 38-39.

A 45 kms. Al sudeste de Jerusalén, se halla Laquis, la que para Canaán debió haber sido una ciudad extraordinariamente grande, ya que en la década del ’30 del siglo pasado, una expedición inglesa pone al descubierto un área edificada de seis hectáreas protegidas por un fuerte bastión, y también esta ciudad cayó víctima de un incendio devastador. Una taza encontrada entre los escombros lleva una fecha que correspondería al 1230 a.C. y que sería lo señalado en Jos. 10: 32.

En el Museo de El Cairo existe una piedra proveniente de un templo funerario en la cual se celebran las victorias de un faraón que subió al trono en 1234 a.C. y en cuya parte final dice: «Canaán ha sido conquistada con todos los malos. Ascalon ha sido tomado prisionero, Geser ha sido tomada y Jenoam destruida. El pueblo de Israel está desesperado y la Palestina es como viuda para Egipto». Esto fue escrito en el año 1229 a.C. y por muchos motivos es un documento precioso. Por primera vez en la historia humana se inmortaliza el nombre «Israel» y lo que es más importante por un extranjero y contemporáneo. Además Israel es citado como «pueblo» y asociado a nombres de ciudades palestinas, lo que prueba que Israel en el 1229 a.C. estaba instalado en Canaán y era bien conocido.

Poco antes del 1200 a.C. Israel había alcanzado la deseada meta, es decir: Canaán, a pesar de no haber alcanzado todavía a dominar todo el  país. Es necesario reconocer la muy hábil estrategia de Josué, que esquivó las fortalezas más sólidas de Geser y Jerusalén, siguiendo el principio de la menor resistencia. A Israel le faltaban armas para oponerse a los temibles carros de guerra y además  le faltaba técnica y experiencia en la lucha contra ciudades fuertemente defendidas, pero puso el pie en las regiones menos pobladas y en los pueblos de las colinas de ambas orillas del Jordán.

La misión de Josué ha sido cumplida. Muere a tardía edad y es sepultado, según Jos. 24: 30 en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.

Según Jos. 5: 3-7, dado que los israelitas nacidos en el desierto no habían sido circuncidados, Jehová le ordena hacerlo con cuchillos de piedra, un cierto número de los cuales fueron incorporados a las cavernas sepulcrales en Gilgal donde había tenido lugar la ceremonia.

Cuando se realizaron excavaciones en 1870, aparecieron numerosos cuchillos de piedra…

Traducido y adaptado por el editor.