martes, 8 de marzo de 2016

Jesús les salió al encuentro


 Ciertos detalles en los relatos de la resurrección de Jesús no coinciden en los evangelios. Queremos destacar, con todo, algunas apreciaciones que emanan del relato de Mateo, tanto aquello que está bien explícito como lo que queda implícito (no expresado directamente en el relato).
    1.- Las mujeres María Magdalena y su tocaya María van al sepulcro de Jesús muy temprano el día domingo, primer día de la semana.  No era común que las mujeres anduvieran de noche en la calle; más bien era peligroso, y el sepulcro quedaba en las afueras de la ciudad. Ello nos indica el grado de determinación que tenían estas mujeres para cumplir un rito póstumo de honrar el cuerpo de Jesús. Ellas van, asumen el peligro de la noche en las inmediaciones de Jerusalén, corren el riesgo de que les ocurra algo imprevisto. En efecto, algo imprevisto les va a ocurrir…
    2.- El anuncio del ángel a las mujeres subraya la identificación del Crucificado, que había sido sepultado, con el Resucitado. Jesús no está más allí, pues ha resucitado. Ellas reciben el mandato de avisar a los discípulos varones que Jesús resucitó y que lo encontrarán en Galilea: hacia allí deben dirigirse y lo podrán encontrar.
    3.- Así hacen María Magdalena y la otra María. Salen del sepulcro con temor y gozo, en una grandísima sorpresa por lo inesperado del evento y por lo que aún puede acontecer. Ellas reciben un encargo misionero: son enviadas por la Palabra de Dios a dar el anuncio de que Jesús resucitó. Habían sido testigos del ministerio de Jesús; ahora son ellas mismas ministras de la Palabra de la resurrección… pero falta algo más.
    4.- En el camino de la obediencia al mandato evangélico, dirigiéndose con temor y gran gozo a Galilea desde Jerusalén, se encuentran con Jesús resucitado. Ahora sí experimentan directamente que Jesús superó la prueba de la crucifixión, de la muerte y del sepulcro. El encuentro deriva en reconocimiento de Jesús como Señor («abrazaron sus pies y lo adoraron»).
    5.- Jesús resucitado las reenvía a Galilea: allí los hermanos de Jesús (los discípulos de antes y los nuevos) podrán «ver» al Resucitado, encontrarse con Él, compartir la experiencia de la justicia del Reino de Dios que supera la injusticia de este mundo. Dice René Krüger1, al respecto, lo siguiente:  

    «La mención de Galilea no es menor. Se trata de la despreciada región llamada «Galilea de los gentiles»; la tierra de agricultores, carpinteros, amas de casa, pescadores; la tierra de campesinos sin tierra, explotados y empobrecidos; la tierra de enormes masas de hambrientos y personas sin hogar; el mundo de miles y miles que en la apreciación de Jesús eran «ovejas sin pastor». Un mundo desordenado, pero que vio nacer el evangelio».


HACIA UNA ACTUALIZACIÓN

a) La Galilea de los Gentiles era la región de procedencia de los primeros discípulos de Jesús y de los primeros cientos de personas que fueron testigos de su ministerio antes de la crucifixión. Las mujeres son invitadas, así como los discípulos varones, a volver a sus pueblos, campos y ciudades de origen para encontrarse con el Resucitado. La misión, entonces, se hará en los pagos de procedencia de cada uno/a, de acuerdo al relato de Mateo. El Resucitado se revelará finalmente allá, donde había comenzado su ministerio. La historia vuelve a empezar, así, para el Ev. Mt, aunque estemos al final del relato sobre Jesús.  La historia de esas personas tendrá ahora el sello del Resucitado, por lo tanto se tratará de una historia transformada, renovada, ampliada…

b) Allí donde vivimos, trabajamos, sufrimos, esperamos, convivimos con otras personas, el Resucitado nos llama a hacer misión. No hay recetas pero tampoco estamos tan desarmados espiritualmente como para no poder encarar nada concreto. Quien tiene voz puede hablar; quien tiene pies puede moverse; quien tiene corazón dispuesto puede hacerse de nuevos amigos/as; quien tiene algo de fe en Cristo puede encontrar algún momento para hacerlo saber a otra persona. Quien tiene alguna convicción sobre su manera de vivir y de dónde le viene la inspiración podrá compartir unas palabras sobre su formación cristiana evangélica; quien tiene la confianza en que Dios asume nuestros sufrimientos, enfermedades y dolores, para no dejarnos abandonados, obtendrá fuerzas para no ser indiferentes ante sufrimientos, enfermedades y dolores de quien se le cruza en el camino.

c) Cada uno/a de nosotros vive en su propia «Galilea», allí donde podemos encontrar al Resucitado. Claro: ello implica dejarnos interpelar y apelar por el mensaje bíblico desde nuestras experiencias de «sepulcro», de frustración, de angustia, y ponernos en camino de «Jerusalén» a «Galilea». Con temor y gran gozo tenemos una misión que cumplir en nuestra propia «Galilea de los gentiles».

d) Un gran campo misionero se abre para nosotros/as, pero antes de sentirnos apabullados por el escenario social complejo del cual formamos parte, uno podría preguntarse en oración: ¿a quién puedo invitar hoy a participar de la iglesia? ¿Por qué no pueden familiares, vecinos, amigos/as, conocidos/as, probar esta experiencia cristiana comunitaria que a mí me hace bien y de la cual estoy plenamente convencido/a? ¿Por qué no supero mi egoísmo, mi encierro y mi timidez, y me largo a la aventura de abrirme más para compartir por lo menos algo de lo que, para mí, es fundamental e imprescindible: el mensaje de Cristo compartido en comunidad?

Wilma E. Rommel – Álvaro Michelin Salomon

Tomado de: A.M.S., con la colaboración de W. R., Estudios Bíblicos para caminar con el Pueblo de Dios – Vol. III, Nuevo Testamento Tomo 2, disponible en: http://www.iglesiavaldense.com/2015/01/para-caminar-con-el-pueblo-de-dios/

 (Footnotes) 1) R. KRÜGER: Estudio Exegético – Homilético 96 (ISEDET), del 23 de marzo de 2008, Bs.As., en  www.isedet.edu.ar