sábado, 4 de julio de 2009




SAMARITANO


Samaritano que recorres los caminos de un mundo triste,
sin más compañía que sonrisas
apagadas, pasos cansados y luego, la indiferencia
que apaga sueños y poesías.

Samaritano que conoces las razones de quien ha elegido
sin más fantasías, la hipocresía por dinero o la locura,
y lleva la desilusión dentro de sí.

Detente un momento todavía, venda las heridas de quien nada posee,
derrama la esperanza sobre los desiertos del corazón,
arranca la amargura de una vida que muere.

Volveremos a encontrar nuevas energías y gestos informales, la serenidad
de los rostros familiares, la paz y los amores solidarios.

Samaritano que no tienes miedo de renunciar a todo lo que posees por hacerte amigo
de quien no los tiene y regalar espacios de libertad.

Samaritano no te rindas jamás, sé la novedad que vuelve eterno el Evangelio.
Por eso eres grande, y porque eres libre, como siervo ofreces todo de ti.