sábado, 21 de febrero de 2009

Para terminar con la leyenda de Calvino “el coco”




Manuel Quintero para ALC

Regresó a Ginebra en 1541 reclamado por sus seguidores, y en un breve lapso transformó la ciudad en una suerte de “Roma Protestante”. Las costumbres fueron modificadas y dictadas por “Ordenanzas Eclesiásticas”, y se atacó tanto la superstición —léase catolicismo— como el comportamiento escandaloso. Porque para Juan Calvino, era perfectamente legítimo que la Iglesia regulara la vida privada y la moralidad pública.


Los ginebrinos y ginebrinas de nuestros días no se sienten particularmente orgullosos de su herencia calvinista. En esta ciudad de variopinta demografía, donde hoy predomina el catolicismo, la imagen de Calvino se asimila a la de un príncipe autoritario que, en su época, prohibió demasiadas cosas.

Fuera de Ginebra, su legado también ha sido objeto de interpretaciones contradictorias. Según algunos, aquel hombre de carácter reservado y áspero, a ratos impaciente e incluso intolerante, fue el ideólogo por excelencia del capitalismo. Otros, en cambio, le aproximan al ideal socialista.

En Sudáfrica, una iglesia de tradición calvinista sirvió de sostén doctrinario al apartheid, mientras que en Hungría se le honra como inspirador de las luchas independentistas contra el dominio austríaco.

Para muchos, Calvino es el principal responsable de la muerte en la hoguera del teólogo y científico Miguel Servet.

Este año, cuando se cumplen quinientos de nacimiento del reformador, Ginebra tendrá la oportunidad de confrontarse con su herencia para deshacer mitos y estereotipos.

La romanesca y gótica Catedral de San Pedro, donde tantas veces predicó Calvino entre 1536 y 1546, será sede a partir de marzo de un ciclo de conferencias sobre su vida y su obra.

La primera será dictada por el distinguido teólogo e historiador Olivier Fatio, fundador del Museo Internacional de la Reforma, con un título sugerente: “Para terminar con la leyenda de Calvino el coco”— ese personaje del folclor al que se echa mano para asustar a los niños.

El ciclo abordará otros temas no menos polémicos, como la relación de Calvino con las mujeres —a cargo de la teóloga Isabelle Graesslé, directora del Museo Internacional de la Reforma— y el conflicto con Miguel Servet, que será presentado por Vincent Schmid, pastor de la parroquia San Pedro-Fusterie.

La serie culminará el jueves 2 de abril con otro tema provocativo: “¿Era Calvino calvinista?”, bajo la responsabilidad de Bernard Cottret, historiador especializado en la Reforma.

El pastor Roland Benz, que preside el comité de coordinación del jubileo del reformador, confía que los eventos programados permitirán hacer justicia a la figura de Calvino.

Por eso destaca la humanidad del reformador y habla de un Calvino “maravillado por la naturaleza, amante de su mujer, gustador de un buen vaso de vino”.

Pero el objetivo de esta celebración, aclara, “no es hacer de Calvino un santo, sino comprender de donde venimos, sin excluir al 80% de la población ginebrina que no es protestante”.