miércoles, 17 de julio de 2013


LA MORADA DE DIOS


¿Dónde está la casa de Dios? Preguntó un rabino a hombres ilustrados. Estos se burlaron de él: “que pregunta estúpida dijeron. La tierra entera está llena de su Gloria y tú preguntas dónde está la casa de Dios”?.
El rabino pensó un momento y luego respondió él mismo a su pregunta:
¿Dónde está Dios? Dios habita allí donde el ser humano lo deja entrar.
Para permitir que Dios haga morada en nosotros, es necesario que dispongamos de tiempo. El tiempo de la pausa, para descargar nuestros tumultos y nuestras preocupaciones, todo lo que agita nuestra vida cotidiana.
El tiempo, del silencio, para cultivar nuestro ser interior y para disponernos a escuchar una palabra que nos haga vivir… (A Nouis.)

Tomado del libro “Un sentiero nella foresta” (Un sendero en la floresta), colección de oraciones y pensamientos de la Iglesia universal, traducido por el pastor Delmo Rostán.


Lago Gral. Carreras, Chile


El profeta es un personaje fundamental en la historia de Israel. La palabra nabí significa «el que habla en nombre de», es decir, el «portavoz» o «mensajero». El profeta es, entonces, el mensajero de Yavé (o, YAHVEH, tradicional-
mente «Jehová»), el que comunica aquellos mensajes oportunos de Dios en un momento determinado de la historia.
El profeta bíblico no hace alusiones a éxtasis individuales fuera del contexto de su pueblo, sino a revelaciones del Señor o inspiraciones especiales que siempre estarán relacionadas con el pueblo, sus gobernantes, los problemas económicos, las cuestiones de fe y las perspectivas futuras (críticas o de esperanza).
El mensaje profético viene por una vocación o llamado de Dios a la persona elegida para tal función, por lo tanto no se trata de un capricho sino de la necesidad de comunicar algo importante. Es frecuente encontrar que este llamado implica un real esfuerzo de aceptación por parte del profeta.
El desafío no es fácil; hay que «remar contra la corriente», a menudo el profeta emitirá juicios duros contra sus hermanos/as de fe.
Pero, si la persona vocacionada para esta misión aceptó el desafío que Dios le ponía por delante, significa que antepuso a sus intereses la voluntad de Yavé, Señor de la historia.
Entonces percibió la necesidad de que el Pueblo de Dios cumpla la Ley del Pacto. Por ello habrá reminiscencias de los mandamientos dirigidos a Dios y al prójimo, que Israel debe tener siempre presente.

Los exégetas hacen las siguientes distinciones en cuanto al ministerio profético en el Antiguo Testamento:
a) los profetas de culto son los que están abocados a interpretar la Ley en el santuario; su función puede confundirse fácilmente con la de los sacerdotes, ya que éstos también enseñan pero además se encargan de los sacrificios;
b) están también los profetas de corte o de palacio, como Natán, Gad y Ajías de Silo, pues los reyes disponían en su corte, además de sirvientes, escribas (secretarios) y soldados, de profetas a sueldo que actuaban como consejeros religiosos;
c) los profetas «clásicos», de quienes tenemos mayor información en la Biblia y que, para la historia de fe, resultan ser los más importantes. Elías abre la serie de este profetismo, el cual, mientras haya reyes, tendrá sus representantes en el Norte y en el Sur.

No es casual que el profetismo haya surgido en el tiempo de la monarquía. Los profetas se proclaman defensores de la exclusiva fe en Yavé y del reconocimiento de Yavé como autoridad absoluta, a quien el rey le debe obediencia. La tentación de muchos reyes fue la de «endulzarse» con el poder y sentirse como un dios. Muchos textos proféticos critican los abusos de los principales gobernantes en relación con las diferencias de clase, los privilegios hacia los más allegados y el enriquecimiento ilícito de algunos, a costa de la marginación de muchos. Ante ello aparecen los mensajeros de Yavé, primeramente en el Reino del Norte (con capital en Samaria) porque allí se dieron además las primeras influencias religiosas de los pueblos vecinos, particularmente de los fenicios.

Los profetas Natán, Elías y Eliseo no tienen libros con sus nombres, pero sus actuaciones fueron de particular importancia. A Natán lo vimos en ocasión de los textos sobre el Rey David (II Samuel 7), cuando el Reino de Israel aún estaba unido. Elías predicará en el Reino del Norte en el Siglo IX a.C. (I Reyes 17—19); 21; II Reyes 1—2). Eliseo será su sucesor (II Reyes 2—9; 13).

Los profetas Isaías, Jeremías (con el Libro de las Lamentaciones), Ezequiel y Daniel son llamados «Profetas Mayores» por la extensión de los libros que llevan sus nombres.
Por su parte, los profetas Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías son llamados «Profetas Menores», ya que sus libros son de menor extensión.

Algunos de los géneros literarios de los textos proféticos son:
1. Oráculos (las predicaciones);
2. Autobiografías (relatos en primera persona);
3. Biografías (relatos del escritor bíblico sobre un profeta);
4. Apocalipsis (oráculos sobre las naciones, el presente y el futuro inmediato).

Álvaro Michelin Salomon
Tomado del libro ESTUDIOS BÍBLICOS PARA CAMINAR CON EL PUEBLO DE DIOS
Antiguo Testamento, por A.M.S. con la colaboración de Wilma Rommel;
C. Valdense, Uruguay, Ed. de la Iglesia E. Val-dense del Río de la Plata, 2003, págs. 52-54.
 El Desarrollo natural de la Iglesia

«Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Nosotros somos colaboradores de Dios,
y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.»
(I Cor.3:6,9)

En el marco de una Asamblea del Presbiterio del Este de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata realizada en Montevideo años atrás, la Pastora Wilma Rommel expuso sobre algunas de las condiciones imprescindibles a tener en cuenta para que una iglesia crezca en calidad. Anotamos un apretado resumen de su exposición.

1.- Para el crecimiento como comunidad de fe debemos aportar entusiasmo, que es fe en acción. El entusiasmo implica ánimo, dinamismo, ganas, fuerza, alegría, a los efectos de poder realizar algo en concreto. No se trata de cumplir una responsabilidad como una carga. Donde hay entusiasmo se generan vínculos entre las personas.

2.- El crecimiento por sí mismo forma parte de los principios del Reino de Dios: véanse las parábolas de la semilla y del grano de mostaza; también I Cor.3:1-9. Somos colaboradores de Dios.

3.- Tenemos la gracia de poder pensar, proyectar, trabajar, pero es Dios quien da el crecimiento. Fuimos creados para la libertad y en libertad. La iglesia no es una máquina o un robot que obedece órdenes y las cumple sin razonar; la iglesia es un organismo vivo que necesita sus tiempos para crecer y desarrollarse. No deberíamos ponernos ansiosos por esperar un crecimiento numérico a corto plazo. Lo fundamental es la calidad de las tareas que se desarrollan en la comunidad de fe.

4.- Así como la agricultura tiene sus leyes, también el crecimiento de la iglesia las tiene; y estas normas de desarrollo son comparables entre sí. Se necesita sembrar y cuidar en los momentos adecuados. Es fundamental observar atentamente la vida de la comunidad, de sus miembros y allegados. En ese sentido se debe cultivar la experiencia del entendimiento y el entrenamiento, es decir, la sabiduría para comprender cada situación particular en la vida de una persona, de un grupo y de una comunidad mayor. No valen las recetas que se apliquen a toda circunstancia. Es necesario preguntarse: ¿qué está pasando realmente aquí?

5.- El trabajo duro es insustituible. No hay crecimiento sin trabajo, sin compromiso. Tampoco lo hay sin motivación. El compromiso implica la metodología a aplicar en una tarea, aquello que debe contestar a la pregunta «¿cómo lo haré?». La motivación, por su lado, implica el grado de creatividad con el cual podemos involucrarnos personalmente e involucrar a otros, con total respeto.

6.- En base a varias intervenciones de los presentes se habló sobre las formas de comunicación que podemos aprovechar para la vida de la iglesia: la visitación domiciliaria, el llamado telefónico, los mensajes de texto de los celulares, los correos electrónicos, etc.- Todas estas son oportunidades.

7.- Finalmente la expositora enfatizó los conceptos de trabajo compartido, «edificación» comunitaria y el cuidarse los unos a los otros. Todo ello es absolutamente fundamental.


LA SEMILLA DE MOSTAZA Y EL SEMBRADOR
– dos parábolas de Jesús en síntesis -

«También dijo Jesús: ¿A qué se parece el Reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo, pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las otras plantas del huerto, con ramas tan grandes que hasta las aves pueden anidar bajo su sombra.»
(Marcos 4:30-31)

«Oigan esto: un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino… otra parte cayó entre las piedras… otra parte de la semilla cayó entre espinos… pero otra parte cayó en buena tierra, y creció, dando una buena cosecha: algunas espigas dieron treinta granos por semilla, otras sesenta granos, y otras cien.»
(Marcos 4:3-8)

Apuntes: A.M.S.
Prosiguiendo con los artículos del libro «La Biblia tenía razón» de Werner Keller, interrumpido por razones de espacio; hoy publicamos:

400 AÑOS DE SILENCIO

“Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén, y tomaron posesión de ella y se aumentaron, y se multiplicaron en gran medida”. (Gén. 47:27)

La Biblia se mantiene en silencio por un período de unos 400 años, en los cuales se transformó completamente la situación política de la «Medialuna Fértil». En estos cuatro siglos tienen lugar importantes cambios que interrumpen la milenaria historia de los reinos semíticos sobre el Tigris y el Eufrates. También Egipto se mantiene en silencio por unos 150 años, hasta que su despertar se anuncia con un extraño motivo: el bramido de los hipopótamos.
Según un papiro existente hoy en el Museo Británico, un enviado del rey hickso parte de Avaris en el delta del Nilo hacia Tebas en el sur, para pedir al príncipe egipcio Sekenenre que cambie de lugar el estanque de los hipopótamos en el Nilo porque sus bramidos no dejan dormir a su rey. Lo absurdo de este pedido, que en realidad no era mas que un verdadero acto de provocación, desencadenó una guerraa, unque no lo dice el papiro.
Como prueba se conserva en el Museo de El Cairo la momia de Sekenenre, cuyo cráneo presenta cuatro heridas cortantes demostrando que había perdido la vida en combate.

Desde Tebas se desencadena la revuelta contra los odiados opresores hicksos y los batallones egipcios marcharon a lo largo del Nilo y acompañaron una flota bien equipada en dirección al Norte remontando el río. Hacia el 1850 a.C., Avaris en mano de los hicksos cae luego de años de feroces combates. Un oficial de la marina egipcia dejó constancia sobre las paredes de su tumba de los detalles de esta guerra que terminó con el poder hickso.
Pero de la amarga experiencia del pasado los nuevos faraones aprendieron que no debían exponerse mas a un ataque sorpresa y no pierden tiempo en crear lejos de sus fronteras un estado tampón. El resto del reino de los hiksos es destruido y la Palestina se convierte en una provincia egipcia. En Canaán y en la costa fenicia se establecen puntos de apoyo fortificado y en fortalezas propias de un país sometido.

Después de más de dos milenios Egipto decide tomar parte activa de los acontecimientos que se desarrollan fuera de sus fronteras y se convierte en una potencia mundial. En esa expansión entra en contacto con el reino Mitani, un potente reino ubicado en la Mesopotamia septentrional, entre el curso superior de los ríos Tigris y Eufrates. Su rey pertenecía a la aristocracia guerrera con nombres indoarios. Estos guerreros del reino Mitani eran verdaderos maníacos de los caballos y en la orilla de los amplios ríos tuvieron lugar las primeras carreras de caballos del mundo. En verdaderas bibliotecas de tablillas de terracota se hallaron instrucciones para la alimentación, el amansamiento y el entrena-miento de este animal.
Fronterizo con Egipto, el reino Mitani fue causa de continuos conflictos, infinitas batallas y sangrientas masa-cres por aproximadamente un siglo. Poco antes del 1400 a.C. los belicosos mitanos ofrecen la paz a los egipcios; de enemigos se convierten en amigos y sus princesas se casan con faraones. En tres sucesivas generaciones de soberanos se mezclan sangre indoaria con sangre egipcia. Una de sus princesas, Nefertiti, que se convirtió en la más famosa entre todas las mujeres de faraones y cuya belleza todavía hoy es admirada en el mundo, fue esposa de Amenofis IV, algo así como el rey sol de los egipcios. El motivo del imprevisto cambio en los mitanos se debió sin duda a que su reino era amenazado por una guerra en dos frentes. Un nuevo frente enemigo venía del Asia Menor, un pueblo del cual los eruditos casi nada sabían antes del siglo pasado, pero que en el Antiguo Testamento tienen una parte importante: los hititas. Recién hacia 1905 el egiptólogo alemán H. Winkler descubre no lejos de Ankara, la capital de Turquía, una gran cantidad de tablillas con es-critura cuneiforme, las que permitieron tomar conocimiento de los desconocidos hititas.

Dos años más tarde, otra expedición pone al descubierto Hattusas, una ciudad entera, que había sido la capital de ese reino. Sus muros encerraban un área de 170 hectáreas y las puertas presentaban relieves con figuras de basalto negro de grandeza natural, lo que permitió conocer el aspecto de los reyes y de sus guerreros.
Llevaban largas cabelleras trenzadas, una corta pollerita sostenida por un ancho cinturón y calzaban zapatos con punta vuelta hacia atrás.

Hacia 1370 a.C. el reino de los mitanos fue ocupado por los hititas, los que luego se desplazaron hacia los montes del Líbano en el norte de Canaán, con lo cual Egipto se encontró con un nuevo frente vecino ávido de conquista.
Pocos años más tarde, ante la amenaza cada vez más evidente de los hititas, el faraón Ramsés II, el Grande, atravesó la Palestina en dirección a Siria y en el valle del río Orontes, delante de las puertas de la ciudad de Cadés choca con la infantería hitita. Si bien la batalla no le proporcionó la victoria esperada –por poco el mismo faraón cae prisionero- consiguió que con ella cesaran las hostilidades. En 1280 s.C. los hititas y los egipcios firmaron el primer pacto de no agresión y de mutua defensa de que se tenga noticia en la historia del mundo.
El acuerdo es sellado además por el matrimonio entre el faraón Ramsés II con una princesa de los hititas, según lo describen con riqueza de detalles y vivo realismo, numerosas inscripciones sobre los muros de los templos de Karnak y Abu Simbel.

Los hijos de Israel debieron ser testigos oculares de la llegada del cortejo nupcial en el delta del Nilo. Cuatrocientos años duró la emigración pacífica y feliz de los hijos de Israel sobre la tierra del Nilo y sobre este tiempo la Biblia se mantiene en silencio como no sea lo narrado en los últimos capítulos del Génesis.
Traducido y adaptado por el editor.




Domingo 19 de mayo, día para celebrar!!


La comunidad de IERBA, en el culto dominical, muy concurrido, fue testigo de la confirmación de Fe de las hermanas Mosquera Berger.
Aquellas «nenas» que junto a Matías y Massi y bajo la guía de Enriqueta Catalín primero, y Claudia Florentín después, inundaban el patio y el salón las tardes de sábado con charlas, dulzura e impaciencia -munidos de lápices de colores, cuadernillos, manualidades y galletitas- jugaban aprendiendo en alegre mixtura con la compañía de la infaltable Lunita moviendo el rabo.
Los años pasaron, los cuadernillos se transformaron en la «Biblia», también cambiaron los guías (laicos o pastores) y los juegos se transformaron en espacios para pensar y analizar escritos antiquísimas pero siempre actuales.
Hoy, convertidas en espléndidas jovencitas, al terminar su educación formal con Alvaro Michelin Salomón, pidieron su confirmación de esta manera:

«Hoy pedimos la confirmación de nuestro bautismo para consolidar nuestra fe personal en Cristo y en sus enseñanzas, a las cuales nos acercamos mediante nuestra educación cristiana, tanto formal como familiar».
«Queremos expresar nuestra convicción personal acerca del mensaje del Evangelio, el cual nos marca un estilo de vida que creemos bueno para nuestra vida personal y que intentamos llevar a la práctica en todas las áreas de nuestro obrar».
«Reconocemos el trascendente papel de la Iglesia en nuestras vidas, a la cual agradecemos su presencia constante en nuestra familia a través de todos sus miembros, haciendo aquí un especial reconocimiento a nuestros maestros de for-mación religiosa Claudia Florentín, Álvaro Mi-chelín Salomón y nuestro abuelo Héctor Berger».

Victoria, Eugenia y Carolina Mosquera Berger.

Que Dios las acompañe en su vida adulta y en todo momento puedan recordar que...

«El Señor es mi pastor, nada me faltará» Salmo 23

Amigos que están lejos…


Llegaron un domingo buscando una iglesia donde congregarse. Ricardo, Marina y Pilar Cobanera Amor, desde su catolicismo original querían identificarse con otra doctrina, otra forma de mirar la teología y la vida... y aqui se quedaron.

A los cultos le siguieron estudios bíblicos, su posterior confirmación de fe, su inclusión como miembros electores, reuniones, almuerzos, ferias americanas... pero el viejo adagio «el hombre propone y Dios dispone» se cumplió otra vez y cuestiones laborales los llevaron a vivir en el exterior.

A los tres años programados inicialmente les siguieron otros, las recíprocas nostalgias generaron visitas y noticias -que van y vienen gracias a la tecnología actual- dando cuenta de sus y nuestros quehaceres, pero sobre todo de su fidelidad, responsabilidad y mayordomía para con IERBA, aunque se congre-guen en otra iglesia.

Recibimos con alegría la noticia que Pilar, la que se fue casi niña, el pasado 25 de mayo se recibió de economista!!! en la universidad de Newark en el estado de Delaware.

A la vez que felicitamos a Pilar, queremos compartir con toda la comunidad las fotos de la orgullosa familia Cobanera-Amor... abuela incluida.